20/03/2018, 23:22
Cuando Juro se dirigió a ayudar a Riko, algo se escuchó. El sonido de unas gotas de agua. Venía de arriba. Miró a Riko con complicidad.
« Quizá ese es el camino. El problema ahora es Jin. Si pudiéramos convencerlo... »
Jin, sin embargo, no se dejó avasallar y exclamó otra sarta de comentarios. Desde lo malvado que era Juro — quien a ojos de Jin parecía ser una clase de genio del mal, que engañaba, mentía y controlaba como una persona normal respiraba —, y para colmo, volvió a alabar a la casa, por darle maíz.
Juro suspiró. Su cara lo decía todo.
« Riko, ¿ahora ves lo que he tenido que soportar todo este rato » — El problema es que, si en algún momento Riko se llegaba a creer lo que Jin decía, se acabó. Todo habría terminado para ellos y para la pobre Ayame. El grupo se rompería y nadie podría salir. Al final, es lo que Jin intentaba hacer desde que había llegado. Separarlos.
Así pues, Juro se centró en Riko. Jin estaba perdido y podrido para él. Así que le habló, sin si quiera responder a las acusaciones de Jin. ¿Para qué? ¿Acaso iba a cambiar algo?
— Vale Riko, ya has escuchado su "versión". Pero yo no le he intentado matar, por mucho que diga. Somos un grupo y nos necesitamos los cuatro. Si no, nunca saldremos — dijo, y nada más salir de su boca supo que era cierto. ¿No había sentido eso mismo cuando Ayame había desaparecido? ¿Cuando a Jin se le había tragado el suelo en las cocinas? ¿Cuando había encontrado la pieza? —. Después de las cocinas, desperté atado, ya te lo dije. Alguien me ayudó a coger la pieza y a salvarme: una marioneta. La que use en el torneo, de hecho, si me viste. Pero no la controlaba yo, se movía sola. Me ayudó a salir, y ahí me encontré con Jin. La marioneta entonces se volvió hostil y le atacó. Para cuando intenté calmar las cosas, Jin ya creía que era un asesino y que le quería muerto, se rindió a la paranoia y abandonó cualquier esfuerzo de tratar de negociar conmigo, o con cualquiera de vosotros. Por eso esta así desde que le volviste a ver. La marioneta, de hecho, ha desaparecido completamente.
Juro se encogió de hombros. En una casa donde las puertas se abrían solas, fantasmas aparecían y la gente desaparecía... ¿Qué tenía de raro su historia?
Sin embargo, Juro no omitió absolutamente todo el discurso de Jin. De hecho, hubo algo que le interesó mucho.
—...¿Por qué iba a ir en busca de una completa desconocida? ¿De verdad pensáis que voy a abandonar a mi padre para buscar a esa chica? Tal vez ella acabé de salvarme la vida, pero hablamos de mi familia, de mi padre, que me ha dado la vida. Tendréis que obligarme, y prefiero morir a abandonar a mi familia.
« ¿Su padre? ¿En esta mansión? ¿Se refiere al chico de antes? »
Juro no supo que pensar. Las posibilidades de que el padre de Jin estuviese ahí eran nulas. Ese chico no solo parecía más bien su gemelo, sino que además, era de su misma edad. Era imposible que fuese su padre. Y el hecho de que hubiese aparecido ahí, de la nada...
Pero... ¿Quién era él para quitarle las ilusiones?
— Mira Jin, dónde tu ves un problema yo veo una solución — dijo Juro, encogiéndose de hombres —. Tú quieres buscar a tu padre. Vale, ni Riko ni yo vamos a impedírtelo. Nosotros vamos a buscar a Ayame. Tú no tienes nada en contra de eso. Tres buscan mejor que dos por un lado y uno por otro, y más teniendo en cuenta los peligros de esta mansión.
Juro dejó una pequeña pausa, para luego continuar.
— Nosotros te necesitamos, igual que sabemos que tenemos que estar todos juntos. Y tú... bueno, aunque no quieras admitirlo, estoy seguro de que nos necesitas. La mansión es muy grande para que una sola persona busque, y ahora que sabemos tu pequeño problemilla con el maíz, podemos serte de utilidad. Ya sabes, por si la siguiente ronda de comida llega un poco tarde — dijo Juro, aludiendo al estado anterior de Jin, medio muerto y delirando en el suelo —. Te propongo esto: vamos juntos y busquemos a los dos. La mansión se los ha tragado a ambos , después de todo. Si el problema es que no te fias de mi, puedo ir siempre a la cabeza. Así me podrás vigilar bien y no habrá problemas. Yo solo quiero salir de aquí, como todos nosotros.
Por último, le dirigió una última mirada a Riko. En esta, era un claro "Ayúdame a convencerle". Al menos, si es que aún seguía de su lado después de la confrontación con Jin.
Ya debía de haberse dado cuenta de que Juro no le caía precisamente bien.
« Quizá ese es el camino. El problema ahora es Jin. Si pudiéramos convencerlo... »
Jin, sin embargo, no se dejó avasallar y exclamó otra sarta de comentarios. Desde lo malvado que era Juro — quien a ojos de Jin parecía ser una clase de genio del mal, que engañaba, mentía y controlaba como una persona normal respiraba —, y para colmo, volvió a alabar a la casa, por darle maíz.
Juro suspiró. Su cara lo decía todo.
« Riko, ¿ahora ves lo que he tenido que soportar todo este rato » — El problema es que, si en algún momento Riko se llegaba a creer lo que Jin decía, se acabó. Todo habría terminado para ellos y para la pobre Ayame. El grupo se rompería y nadie podría salir. Al final, es lo que Jin intentaba hacer desde que había llegado. Separarlos.
Así pues, Juro se centró en Riko. Jin estaba perdido y podrido para él. Así que le habló, sin si quiera responder a las acusaciones de Jin. ¿Para qué? ¿Acaso iba a cambiar algo?
— Vale Riko, ya has escuchado su "versión". Pero yo no le he intentado matar, por mucho que diga. Somos un grupo y nos necesitamos los cuatro. Si no, nunca saldremos — dijo, y nada más salir de su boca supo que era cierto. ¿No había sentido eso mismo cuando Ayame había desaparecido? ¿Cuando a Jin se le había tragado el suelo en las cocinas? ¿Cuando había encontrado la pieza? —. Después de las cocinas, desperté atado, ya te lo dije. Alguien me ayudó a coger la pieza y a salvarme: una marioneta. La que use en el torneo, de hecho, si me viste. Pero no la controlaba yo, se movía sola. Me ayudó a salir, y ahí me encontré con Jin. La marioneta entonces se volvió hostil y le atacó. Para cuando intenté calmar las cosas, Jin ya creía que era un asesino y que le quería muerto, se rindió a la paranoia y abandonó cualquier esfuerzo de tratar de negociar conmigo, o con cualquiera de vosotros. Por eso esta así desde que le volviste a ver. La marioneta, de hecho, ha desaparecido completamente.
Juro se encogió de hombros. En una casa donde las puertas se abrían solas, fantasmas aparecían y la gente desaparecía... ¿Qué tenía de raro su historia?
Sin embargo, Juro no omitió absolutamente todo el discurso de Jin. De hecho, hubo algo que le interesó mucho.
—...¿Por qué iba a ir en busca de una completa desconocida? ¿De verdad pensáis que voy a abandonar a mi padre para buscar a esa chica? Tal vez ella acabé de salvarme la vida, pero hablamos de mi familia, de mi padre, que me ha dado la vida. Tendréis que obligarme, y prefiero morir a abandonar a mi familia.
« ¿Su padre? ¿En esta mansión? ¿Se refiere al chico de antes? »
Juro no supo que pensar. Las posibilidades de que el padre de Jin estuviese ahí eran nulas. Ese chico no solo parecía más bien su gemelo, sino que además, era de su misma edad. Era imposible que fuese su padre. Y el hecho de que hubiese aparecido ahí, de la nada...
Pero... ¿Quién era él para quitarle las ilusiones?
— Mira Jin, dónde tu ves un problema yo veo una solución — dijo Juro, encogiéndose de hombres —. Tú quieres buscar a tu padre. Vale, ni Riko ni yo vamos a impedírtelo. Nosotros vamos a buscar a Ayame. Tú no tienes nada en contra de eso. Tres buscan mejor que dos por un lado y uno por otro, y más teniendo en cuenta los peligros de esta mansión.
Juro dejó una pequeña pausa, para luego continuar.
— Nosotros te necesitamos, igual que sabemos que tenemos que estar todos juntos. Y tú... bueno, aunque no quieras admitirlo, estoy seguro de que nos necesitas. La mansión es muy grande para que una sola persona busque, y ahora que sabemos tu pequeño problemilla con el maíz, podemos serte de utilidad. Ya sabes, por si la siguiente ronda de comida llega un poco tarde — dijo Juro, aludiendo al estado anterior de Jin, medio muerto y delirando en el suelo —. Te propongo esto: vamos juntos y busquemos a los dos. La mansión se los ha tragado a ambos , después de todo. Si el problema es que no te fias de mi, puedo ir siempre a la cabeza. Así me podrás vigilar bien y no habrá problemas. Yo solo quiero salir de aquí, como todos nosotros.
Por último, le dirigió una última mirada a Riko. En esta, era un claro "Ayúdame a convencerle". Al menos, si es que aún seguía de su lado después de la confrontación con Jin.
Ya debía de haberse dado cuenta de que Juro no le caía precisamente bien.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
...
Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60