21/03/2018, 12:55
Sin activar todavía su doujutsu, Daruu siguió tras Datsue, mapa en ristre, a lo largo de la playa. Pronto dejaron atrás la arena blanca y se internaron dentro de un frondoso bosque lleno de esos extraños árboles con frutos peludos que Daruu encontraba fascinantes.
Tras un rato de caminata, el Uchiha se interesó por la técnica del clan Hyuuga, de manera muy poco disimulada. Daruu captó el intento de interrogatorio y sonrió. El muchacho tenía labia, de eso no había duda. Si Daruu no hubiera sabido que el mejor talento de un ninja es la mentira y la apariencia, no habría tenido muchas dificultades para hacerse tan amigo del uzujin como para contárselo todo sin ningún tipo de exigencia ni reparo. Pero una cosa es compadecerse de dejar a alguien que inherentemente no le parecía mala persona —si acaso un poco aprovechado— en una isla desierta sin ningún modo de volver a Oonindo, y otra muy distinta permitir que alguien tomara ventaja de su amabilidad.
—Estoy segurísimo de que estarías encantado de oírlo, no lo dudo, no lo dudo —dijo el amejin—. Yo tampoco quisiera insultar a tu inteligencia, Datsue. Por supuesto que sabes que en todo trato cada una de las partes obtiene un beneficio. A mí también me gustaría saber muchas cosas sobre el Sharingan. Cosas que todavía no sepa, a ser posible.
Tomó un descanso de la marcha apoyándose en una palmera y cruzándose de brazos, después de limpiarse el sudor de la frente. Distraídamente, se desabrochó la chaqueta y la hizo salir por encima del cinturón. Se la ató alrededor de la cintura.
—Pero claro, ¿quién me garantiza que me cuentes la verdad? Nadie. Por tanto, no puedo contarte nada más allá de lo que ya hayas intuído por interactuar conmigo. Supongo que alguien tan astuto como tú podrá entender mis motivos.
Tras un rato de caminata, el Uchiha se interesó por la técnica del clan Hyuuga, de manera muy poco disimulada. Daruu captó el intento de interrogatorio y sonrió. El muchacho tenía labia, de eso no había duda. Si Daruu no hubiera sabido que el mejor talento de un ninja es la mentira y la apariencia, no habría tenido muchas dificultades para hacerse tan amigo del uzujin como para contárselo todo sin ningún tipo de exigencia ni reparo. Pero una cosa es compadecerse de dejar a alguien que inherentemente no le parecía mala persona —si acaso un poco aprovechado— en una isla desierta sin ningún modo de volver a Oonindo, y otra muy distinta permitir que alguien tomara ventaja de su amabilidad.
—Estoy segurísimo de que estarías encantado de oírlo, no lo dudo, no lo dudo —dijo el amejin—. Yo tampoco quisiera insultar a tu inteligencia, Datsue. Por supuesto que sabes que en todo trato cada una de las partes obtiene un beneficio. A mí también me gustaría saber muchas cosas sobre el Sharingan. Cosas que todavía no sepa, a ser posible.
Tomó un descanso de la marcha apoyándose en una palmera y cruzándose de brazos, después de limpiarse el sudor de la frente. Distraídamente, se desabrochó la chaqueta y la hizo salir por encima del cinturón. Se la ató alrededor de la cintura.
—Pero claro, ¿quién me garantiza que me cuentes la verdad? Nadie. Por tanto, no puedo contarte nada más allá de lo que ya hayas intuído por interactuar conmigo. Supongo que alguien tan astuto como tú podrá entender mis motivos.