21/03/2018, 13:12
Ayame quiso responder, pero sólo consiguió dañarse la garganta. Daruu se adelantó un paso, preocupado, pero sólo necesitaba agua, como todos. Finalmente, consiguió articular unas palabras:
—No. Soy yo la que debe disculparse. Por haberme dejado llevar de esta manera y perder el control... otra vez.
Daruu negó con la cabeza y se acercó un poco más. Entre Kori y él la rodearon, y se sintió a gusto por primera vez en varios días: estaba como en casa.
—No digas eso. Tiene que ser muy difícil, y el bijuu muy poderoso.
—Le... le he visto. He visto al Gobi...
Daruu sintió cómo su corazón latía con fuerza. Miró a Kori, que parecía tan sorprendido como él. Volvió a mirar a Ayame.
Había visto al Gobi... A un monstruo gigantesco de cinco colas...
Sacudió la cabeza e intentó ponerse del lado de Ayame. Debía estar asustada. Tenía que animarla. Tenía que...
—Y seguro que era feo el muy cabrón.
—No. Soy yo la que debe disculparse. Por haberme dejado llevar de esta manera y perder el control... otra vez.
Daruu negó con la cabeza y se acercó un poco más. Entre Kori y él la rodearon, y se sintió a gusto por primera vez en varios días: estaba como en casa.
—No digas eso. Tiene que ser muy difícil, y el bijuu muy poderoso.
—Le... le he visto. He visto al Gobi...
Daruu sintió cómo su corazón latía con fuerza. Miró a Kori, que parecía tan sorprendido como él. Volvió a mirar a Ayame.
Había visto al Gobi... A un monstruo gigantesco de cinco colas...
Sacudió la cabeza e intentó ponerse del lado de Ayame. Debía estar asustada. Tenía que animarla. Tenía que...
—Y seguro que era feo el muy cabrón.