22/03/2018, 11:49
—Kōri-sensei —intervino Daruu, llamando a su superior—. Si Ayame debe ser una guardiana, será la mejor guardiana que pueda, de eso no tengo duda. Por otra parte, si Ayame es la guardiana... nosotros somos los guardianes de la guardiana, ¿no? Con tanto guardián, ese bicho no tiene nada que hacer.
Ayame quiso hablar, pero Daruu se había acercado a ella y le dio un golpecito en la espalda con el puño, como si de una puerta se tratara.
—¿Me oyes, bicho? Estás jodido. De ahí no te vas a mover.
Todo ocurrió muy rápido. Su espalda ardió. Y cuando giró la cabeza hacia su compañero, Daruu se encontró con un penetrante ojo aguamarina cuyo párpado inferior estaba bañado con el color de la sangre. La mirada de un solo ojo que parecía querer perforarle hasta el alma y desgarrarlo desde dentro... Pero fue un visto y no visto. Como una estrella fugaz, aquella breve sombra de ferocidad desapareció tan rápido como había aparecido. Y Ayame, que no parecía ser consciente de lo que acababa de ocurrir, llevó una mano a la frente.
—¡No! Lo último que querría es que os pasara algo por intentar protegerme —protestó, y entonces tuvo un déjà vu de su conversación con Shanise y Mogura sobre aquel mismo tema. Y supo que de poco le serviría quejarse.
—Estaremos ahí en todo momento, Ayame —dijo Kōri, reincorporándose en toda su altura. En aquellos instantes, aunque desvaído y debilitado, su silueta blanca seguía resultando tan imponente como siempre. Pero en ese instante, Ayame recordó con pesar le sensación de poder que había tenido en su pérdida de control, y en lo frágil y débil que parecía su hermano cuando intentó detenerla. Y sintió auténtico terror—. Y si padre no está para pararte los pies, lo haremos nosotros de alguna manera. Por lo pronto se lo contarás a padre en cuanto lleguemos a casa. Debe echarle un vistazo al sello y asegurarnos de que no se haya debilitado o haya sufrido algún daño.
Pero Ayame hundió los hombros, temerosa de lo que vería en la cara de su padre en cuanto se lo contara: ¿Enfado? ¿Decepción...?
Aunque toda preocupación se vio momentáneamente eclipsada cuando sus tripas, hartas de esperar, rugieron con furia. Ayame se abrazó el estómago, avergonzada.
Ayame quiso hablar, pero Daruu se había acercado a ella y le dio un golpecito en la espalda con el puño, como si de una puerta se tratara.
—¿Me oyes, bicho? Estás jodido. De ahí no te vas a mover.
Todo ocurrió muy rápido. Su espalda ardió. Y cuando giró la cabeza hacia su compañero, Daruu se encontró con un penetrante ojo aguamarina cuyo párpado inferior estaba bañado con el color de la sangre. La mirada de un solo ojo que parecía querer perforarle hasta el alma y desgarrarlo desde dentro... Pero fue un visto y no visto. Como una estrella fugaz, aquella breve sombra de ferocidad desapareció tan rápido como había aparecido. Y Ayame, que no parecía ser consciente de lo que acababa de ocurrir, llevó una mano a la frente.
—¡No! Lo último que querría es que os pasara algo por intentar protegerme —protestó, y entonces tuvo un déjà vu de su conversación con Shanise y Mogura sobre aquel mismo tema. Y supo que de poco le serviría quejarse.
—Estaremos ahí en todo momento, Ayame —dijo Kōri, reincorporándose en toda su altura. En aquellos instantes, aunque desvaído y debilitado, su silueta blanca seguía resultando tan imponente como siempre. Pero en ese instante, Ayame recordó con pesar le sensación de poder que había tenido en su pérdida de control, y en lo frágil y débil que parecía su hermano cuando intentó detenerla. Y sintió auténtico terror—. Y si padre no está para pararte los pies, lo haremos nosotros de alguna manera. Por lo pronto se lo contarás a padre en cuanto lleguemos a casa. Debe echarle un vistazo al sello y asegurarnos de que no se haya debilitado o haya sufrido algún daño.
Pero Ayame hundió los hombros, temerosa de lo que vería en la cara de su padre en cuanto se lo contara: ¿Enfado? ¿Decepción...?
Aunque toda preocupación se vio momentáneamente eclipsada cuando sus tripas, hartas de esperar, rugieron con furia. Ayame se abrazó el estómago, avergonzada.