1/04/2018, 19:33
Hayato repasaba en su mente los números de planta que debía usar para llegar a las zonas de la Academia en las que iba a desarrollar su actividad, no saber leer era un gran problema al fin y al cabo "Si pudiese hacerlo no tendría que estar tan nervioso" se reprochó así mismo, aunque poca culpa tenía aquel pobre chico.
Tan concentrado estaba que no había reparado en la aparición de una segunda persona frente a la puerta de aquel ascensor, por lo que al escuchar la voz de la joven tras de sí no pudo evitar sobresaltarse girando la cabeza alarmado a la vez que se separaba un instante
—¡Vaya susto!— exclamó el joven —Disculpa, estaba en mi mundo— corrió a corregir el muchacho, pues consideró que no había actuado como creía que debía de hacerse en aquellos casos [color=orange]—Claro, claro, sin ningún problema— respondió el joven ahora más calmado mientras recuperaba su posición inicial frente a la puerta del ascensor. Quedó quieto mirando la puerta, no sabía muy bien por qué pero los extraños en los ascensores siempre le hacían sentir incómodo... y eso que todavía ni siquiera había entrado. Sentía casi como una obligación por sacar algún tema de conversación para que el mal rato se disolviese un poco, pero a la vez sentía que no tenía nada que hablar con una persona extraña. Difícil disyuntiva la que se le presentaba al joven, puesto que además la otra persona era una chica y él siempre se ponía aún más nervioso con las chicas "¿Por qué soy así?" se lamentaba por dentro mientras se frotaba la punta de la nariz con los dedos por un instante
Por fin la puerta se abrió y el joven decidió ceder el paso a la chica —Tu primero— invitó el joven con una sonrisa un tanto nerviosa, no sabía muy bien donde meterse la verdad —¿A qué planta vas?— intentó romper el hielo para ver si podía rebajar aquella sensación de incomodidad de alguna manera... aunque ahora empezaba a arrepentirse de haber abierto la boca "¿Y si ahora la estoy incomodando yo a ella? ¡Qué tonto soy!"
Tan concentrado estaba que no había reparado en la aparición de una segunda persona frente a la puerta de aquel ascensor, por lo que al escuchar la voz de la joven tras de sí no pudo evitar sobresaltarse girando la cabeza alarmado a la vez que se separaba un instante
—¡Vaya susto!— exclamó el joven —Disculpa, estaba en mi mundo— corrió a corregir el muchacho, pues consideró que no había actuado como creía que debía de hacerse en aquellos casos [color=orange]—Claro, claro, sin ningún problema— respondió el joven ahora más calmado mientras recuperaba su posición inicial frente a la puerta del ascensor. Quedó quieto mirando la puerta, no sabía muy bien por qué pero los extraños en los ascensores siempre le hacían sentir incómodo... y eso que todavía ni siquiera había entrado. Sentía casi como una obligación por sacar algún tema de conversación para que el mal rato se disolviese un poco, pero a la vez sentía que no tenía nada que hablar con una persona extraña. Difícil disyuntiva la que se le presentaba al joven, puesto que además la otra persona era una chica y él siempre se ponía aún más nervioso con las chicas "¿Por qué soy así?" se lamentaba por dentro mientras se frotaba la punta de la nariz con los dedos por un instante
Por fin la puerta se abrió y el joven decidió ceder el paso a la chica —Tu primero— invitó el joven con una sonrisa un tanto nerviosa, no sabía muy bien donde meterse la verdad —¿A qué planta vas?— intentó romper el hielo para ver si podía rebajar aquella sensación de incomodidad de alguna manera... aunque ahora empezaba a arrepentirse de haber abierto la boca "¿Y si ahora la estoy incomodando yo a ella? ¡Qué tonto soy!"