4/04/2018, 16:46
La pulsación del peliblanco se aceleraba cada vez más, unas pequeñas gotas de sudor comenzaban a perlar su piel ante la visión de aquella niebla espesa que se acercaba a ellos y cómo ésta corroía rápidamente todo lo que alcanzaba. Gritaba desesperado por despertar al amenio, primero gritó su nombre, luego algún improperio que, de estar despierto Kaido, hubieran provocado que quisiera darle una paliza y, como último recurso, le agarró de la camiseta con la zurda y con la diestra lo abofeteó, esperando que así se despertara.
— ¡VAMOS COÑO KAIDO! ¡Despierta de una jodida vez!
Su cara estaba roja y se estaba esforzando por no ponerse a llorar de la desesperación. Cuando Kaido abriera los ojos y mirara hacia donde se encontraba Riko, vería a sus espaldas una nube blanquecina que se acercaba cada vez más y más a ellos, y, si se fijaba, vería como las hojas de los árboles a los que alcanzaba se iban pudriendo hasta deshacerse en polvo.
— ¡VAMOS COÑO KAIDO! ¡Despierta de una jodida vez!
Su cara estaba roja y se estaba esforzando por no ponerse a llorar de la desesperación. Cuando Kaido abriera los ojos y mirara hacia donde se encontraba Riko, vería a sus espaldas una nube blanquecina que se acercaba cada vez más y más a ellos, y, si se fijaba, vería como las hojas de los árboles a los que alcanzaba se iban pudriendo hasta deshacerse en polvo.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»