5/04/2018, 16:03
Ayame no tardó en encontró la cerradura y, ayudándose de la punta del kunai, intentó forzarla.
—Vamos, ábrete, maldita sea... —mascullaba entre dientes.
Sin embargo, todo esfuerzo fue inútil, y tras varios segundos de forcejeo con ella, la tensión terminó por desquiciarla y lanzó un alarido de rabia al aire. Sumamente frustrada, la kunoichi giró en redondo sobre sus talones, buscando alguna alternativa. Pero no la había.
«Si tan solo pudiera usar el Suika para deslizarme por debajo de la puerta...» Pero no podía. Le habían arrebatado su capacidad para licuar su cuerpo y ahora se encontraba encerrada en un diminuto cuarto de baño sin más ayuda que un kunai al que se aferraba como si su vida dependiera de ello. Aunque de poco le iba a servir si no conseguía abrir la puert...
—¡AYAME!—Casi se le paró el corazón al escuchar la voz de Juro al otro lado de la puerta, y de inmediato se lanzó de nuevo sobre ella—. ¡AGUANTA! ¡YA VAMOS!
—¡ESTOY AQUÍ! —bramó, dando varios golpes más con el puño.
—¡Ahí esta! ¡Aquí estamos, Ayame! ¿¡Hay alguien contigo ahí dentro!?
—¡No! ¡Estoy sola pero no puedo abrir la puerta! ¡Está bloqueada!
Un súbito golpetazo en la puerta la sobresaltó, y la muchacha se echó hacia atrás en un acto reflejo. Al otro lado, sólo escuchó una maldición de dolor.
—¡Joder! —masculló la voz de Riko.
—¡Chicos! ¡Mirad! Quizá esto abra la puerta de Ayame.
—¡No te preocupes Ayame, ya mismo te sacamos de ahí! ¡Tranquila!
Ayame asintió para sí, con el corazón latiéndole con fuerza y aguardó con impaciencia. Había escuchado las voces de Riko y de Juro, ¿pero estaría Jin también con ellos? ¿Estarían los tres bien después de lo que había ocurrido?
—Vamos, ábrete, maldita sea... —mascullaba entre dientes.
Sin embargo, todo esfuerzo fue inútil, y tras varios segundos de forcejeo con ella, la tensión terminó por desquiciarla y lanzó un alarido de rabia al aire. Sumamente frustrada, la kunoichi giró en redondo sobre sus talones, buscando alguna alternativa. Pero no la había.
«Si tan solo pudiera usar el Suika para deslizarme por debajo de la puerta...» Pero no podía. Le habían arrebatado su capacidad para licuar su cuerpo y ahora se encontraba encerrada en un diminuto cuarto de baño sin más ayuda que un kunai al que se aferraba como si su vida dependiera de ello. Aunque de poco le iba a servir si no conseguía abrir la puert...
—¡AYAME!—Casi se le paró el corazón al escuchar la voz de Juro al otro lado de la puerta, y de inmediato se lanzó de nuevo sobre ella—. ¡AGUANTA! ¡YA VAMOS!
—¡ESTOY AQUÍ! —bramó, dando varios golpes más con el puño.
—¡Ahí esta! ¡Aquí estamos, Ayame! ¿¡Hay alguien contigo ahí dentro!?
—¡No! ¡Estoy sola pero no puedo abrir la puerta! ¡Está bloqueada!
Un súbito golpetazo en la puerta la sobresaltó, y la muchacha se echó hacia atrás en un acto reflejo. Al otro lado, sólo escuchó una maldición de dolor.
—¡Joder! —masculló la voz de Riko.
—¡Chicos! ¡Mirad! Quizá esto abra la puerta de Ayame.
—¡No te preocupes Ayame, ya mismo te sacamos de ahí! ¡Tranquila!
Ayame asintió para sí, con el corazón latiéndole con fuerza y aguardó con impaciencia. Había escuchado las voces de Riko y de Juro, ¿pero estaría Jin también con ellos? ¿Estarían los tres bien después de lo que había ocurrido?