7/04/2018, 15:48
El camarero avistó el gesto del chico cual rapaz, y tan rápido como pudo se dirigió hacia el mismo. A su vera, tomó la libreta y el bolígrafo, y avisó de que ya estaba preparado para apuntar. Fue entonces que Etsu comenzó a pedir todo lo que habían visto con buena pinta, al menos lo que imaginaban que tendría buena pinta. Para cuando terminó, el camarero había quedado casi boquiabierto, no podía imaginarse dónde metían esos chicos tanta comida.
Responder a eso casi sería una grosería...
Etsu miró extrañado a Akane, y éste a él. Ambos terminaron encogiéndose de hombros, tan extrañados de la reacción como el camarero de ellos. Pero en fin, tampoco lo hacía de malas, al menos eso era lo que daba a pensar. Cuanto mas pidiesen, mejor para el negocio... ¿no?
—Es que... venimos desde bastante lejos. Tanto camino nos ha abierto el apetito un poco... jajajaja.
En una de éstas, el aroma de uno de los manjares que les había atraído hasta el sitio les amenazó de nuevo. Tanto el humano como el casi humano llevaron la mirada hacia la mesa donde solo había una chica. Ésta tenía en su mesa tanta comida que casi no cabía.
«Ahí está el porqué de lo que decía el camarero...»
Los dos quedaron embobados mirando un enorme plato de arroz y pollo al curry. Las palabras se las llevó el viento, como en una buena película. Etsu giró de nuevo el rostro, buscando de nuevo al camarero.
—Disculpe, pónganos también un par de platos como ese —inquirió mientras señalaba el susodicho.
Responder a eso casi sería una grosería...
Etsu miró extrañado a Akane, y éste a él. Ambos terminaron encogiéndose de hombros, tan extrañados de la reacción como el camarero de ellos. Pero en fin, tampoco lo hacía de malas, al menos eso era lo que daba a pensar. Cuanto mas pidiesen, mejor para el negocio... ¿no?
—Es que... venimos desde bastante lejos. Tanto camino nos ha abierto el apetito un poco... jajajaja.
En una de éstas, el aroma de uno de los manjares que les había atraído hasta el sitio les amenazó de nuevo. Tanto el humano como el casi humano llevaron la mirada hacia la mesa donde solo había una chica. Ésta tenía en su mesa tanta comida que casi no cabía.
«Ahí está el porqué de lo que decía el camarero...»
Los dos quedaron embobados mirando un enorme plato de arroz y pollo al curry. Las palabras se las llevó el viento, como en una buena película. Etsu giró de nuevo el rostro, buscando de nuevo al camarero.
—Disculpe, pónganos también un par de platos como ese —inquirió mientras señalaba el susodicho.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~