8/04/2018, 20:54
(Última modificación: 8/04/2018, 20:56 por Aotsuki Ayame.)
Con el corazón a mil por hora, Ayame esperó con las manos entrelazadas en el pecho en un silencioso ruego. Escuchó la llave introduciéndose en la cerradura y su corazón galopó con más fuerza aún, si cabía. Sonaron varios chasquidos más, y entonces...
—Mierda. No se mueve. Joder —escuchó la voz de Juro, justo antes de un nuevo golpe—. Lo siento. Esta llave era una trampa, supongo. La guardaré por si acaso.
Y el corazón de Ayame se congeló en su pecho.
—Q... ¡¿Qué?! —exclamó, con un hilo de voz, incapaz de creer lo que estaba oyendo. ¿La llave no funcionaba? ¿Entonces cómo iba a salir de aquel sitio? La kunoichi se sintió repentinamente mareada, y apoyó la frente en la puerta. ¿Qué iban a hacer ahora?
—Vale. Creo que no hay otra manera. Tenemos que derribarla —añadió Juro, y Ayame levantó la mirada—. Creo que ningún tenemos mucha fuerza bruta. Pero si colaboramos, entre los tres podemos. Vamos a intentar embestirla entre todos. ¿De acuerdo?
—Sí, perfecto, creo que entre todos podremos echarla abajo. Tú das la señal Jin, a la de tres, ¿sí? —añadió Riko—. ¡Ayame! ¡Aléjate de la puerta un poco, vamos a intentar tirarla abajo!
—¡S... sí! —asintió ella, colocándose en el lado contrario hacia donde se abría la puerta.
«Eso es... ¡Eso es! Ahora con la ayuda de Jin...» El corazón de Ayame había cobrado vida de nuevo con la llamarada de la esperanza...
—Un segundo, no digo que no lo intentemos, pero escuchadme un segundo, antes, cuando Riko a golpeado la puerta, ni siquiera se ha notado el golpe —Pero siempre hay alguien dispuesto a apagar de un soplido esa llama—. Yo no tengo, en mi estado actual, ni siquiera un cuarto de la fuerza que el pueda tener, aún no estoy recuperado del todo, y tal vez las apariencias engañen, pero Juro tampoco parece tener mucha fuerza física. Por no hablar, de que la puerta no es muy grande y dudo que seamos capaces de coordinarnos a la perfección, lo mas seguro es que acabemos por tropezarnos entre nosotros y hacernos daño, y seguramente para que solo consigamos que la puerta se tambalee. Lo mas probable es que quien este jugando con nosotros, sea quien sea, quiera que encontremos otra llave, tal vez este escondida detrás de algún cuadro, aunque antes se han caído al suelo, puede que incluso la llave este dentro del baño, con Ayame, y ella nos la tenga que dar desde dentro. ¿Ayame, ves alguna llave por ahí? Quizás en algún armario, o tal vez detrás de algún tablón de madera sospechoso, detrás del retrete o algo.
—¡Aquí dentro no hay más que un lavabo, un retrete y una bañera! ¿Cómo va a haber una llave dentro si la puerta está cerrada? ¡El que la guardara la llevaría consigo fuera! —exclamó, irritada—. ¡Intentad derribar la puerta, por favor! —suplicó.
Se odiaba por tener que depender de ellos. Volvió a lamentarse por no tener su chakra. Si lo tuviera, se repitió por enésima vez aquella noche mientras abría y cerraba su mano libre, ella misma podría abrirse paso con la fuerza del agua...
—Bien, intentémoslo a vuestra manera, y si no funciona, lo haremos a mi manera —accedió al fin, y Ayame se permitió el lujo de suspirar de alivio—. ¿Listos? Uno… dos… ¡tres!
—Mierda. No se mueve. Joder —escuchó la voz de Juro, justo antes de un nuevo golpe—. Lo siento. Esta llave era una trampa, supongo. La guardaré por si acaso.
Y el corazón de Ayame se congeló en su pecho.
—Q... ¡¿Qué?! —exclamó, con un hilo de voz, incapaz de creer lo que estaba oyendo. ¿La llave no funcionaba? ¿Entonces cómo iba a salir de aquel sitio? La kunoichi se sintió repentinamente mareada, y apoyó la frente en la puerta. ¿Qué iban a hacer ahora?
—Vale. Creo que no hay otra manera. Tenemos que derribarla —añadió Juro, y Ayame levantó la mirada—. Creo que ningún tenemos mucha fuerza bruta. Pero si colaboramos, entre los tres podemos. Vamos a intentar embestirla entre todos. ¿De acuerdo?
—Sí, perfecto, creo que entre todos podremos echarla abajo. Tú das la señal Jin, a la de tres, ¿sí? —añadió Riko—. ¡Ayame! ¡Aléjate de la puerta un poco, vamos a intentar tirarla abajo!
—¡S... sí! —asintió ella, colocándose en el lado contrario hacia donde se abría la puerta.
«Eso es... ¡Eso es! Ahora con la ayuda de Jin...» El corazón de Ayame había cobrado vida de nuevo con la llamarada de la esperanza...
—Un segundo, no digo que no lo intentemos, pero escuchadme un segundo, antes, cuando Riko a golpeado la puerta, ni siquiera se ha notado el golpe —Pero siempre hay alguien dispuesto a apagar de un soplido esa llama—. Yo no tengo, en mi estado actual, ni siquiera un cuarto de la fuerza que el pueda tener, aún no estoy recuperado del todo, y tal vez las apariencias engañen, pero Juro tampoco parece tener mucha fuerza física. Por no hablar, de que la puerta no es muy grande y dudo que seamos capaces de coordinarnos a la perfección, lo mas seguro es que acabemos por tropezarnos entre nosotros y hacernos daño, y seguramente para que solo consigamos que la puerta se tambalee. Lo mas probable es que quien este jugando con nosotros, sea quien sea, quiera que encontremos otra llave, tal vez este escondida detrás de algún cuadro, aunque antes se han caído al suelo, puede que incluso la llave este dentro del baño, con Ayame, y ella nos la tenga que dar desde dentro. ¿Ayame, ves alguna llave por ahí? Quizás en algún armario, o tal vez detrás de algún tablón de madera sospechoso, detrás del retrete o algo.
—¡Aquí dentro no hay más que un lavabo, un retrete y una bañera! ¿Cómo va a haber una llave dentro si la puerta está cerrada? ¡El que la guardara la llevaría consigo fuera! —exclamó, irritada—. ¡Intentad derribar la puerta, por favor! —suplicó.
Se odiaba por tener que depender de ellos. Volvió a lamentarse por no tener su chakra. Si lo tuviera, se repitió por enésima vez aquella noche mientras abría y cerraba su mano libre, ella misma podría abrirse paso con la fuerza del agua...
—Bien, intentémoslo a vuestra manera, y si no funciona, lo haremos a mi manera —accedió al fin, y Ayame se permitió el lujo de suspirar de alivio—. ¿Listos? Uno… dos… ¡tres!