12/04/2018, 20:55
(Última modificación: 12/04/2018, 20:58 por Uchiha Datsue.)
—¡UEEEIVA! ¡MÁSH PEDO QUE UN TORRRRPEEDOOOO!
—¡YEEEEEEEHAAAAAA! —acompañó a Daruu con su aullido, mientras ejecutaba un extraño baile que en aquel momento le parecía graciosísimo. Brazos cruzados, rodillas flexionadas en un ángulo de noventa grados, y estirar la pierna en una pequeña patadita mientras saltaba de una a otra—. ¡MÁS BOJASSHHHOO QUE UN UZUREÑO EN VENDIMIA!
Rio a carcajada limpia, y el mundo le devolvió la sonrisa. Y se rio con él. Y bailó con él. Y giró y giró y giró… hasta que de pronto dio un vuelco que le hizo estrellarse contra el techo. ¿O era el suelo?
—¡Oshtia puta meu! —exclamó, mientras trataba de ponerse en pie y caía de forma irremediable nuevamente—. ¡Cuidao con el shuelo, Daruu! ¡Daruu! ¡Oshtia p-puta primo! ¡Cuiiiidaoooo!
El suelo, como si de la cubierta de un barco en plena tormenta se tratase, se inclinó de forma abrupta y sorpresiva hacia un lado. Datsue, en un juego de pies y equilibrio del que momentáneamente se sintió muy orgulloso, logró mantenerse en pie hasta que un obstáculo se interpuso en su camino y cayó junto a él al suelo.
Ese obstáculo era Daruu.
—¡El puto shuelo, primo! ¡No para de moverse! —exclamaba, con los ojos enturbiados y las mejillas rojas por el alcohol. Como Datsue no era ningún guerrero que se especializase por luchar hasta el final, optó por rendirse y tumbarse definitivamente en el suelo—. Daruu, tío. Daruu. Daruu, Daruu, Daruu. Tengo algo que contarte, tío. Algo… —«No…»—. Yo…—«No. ¡No, no, no, no, no!»—. Yo… —«¡No, hostia, no! ¡Lo hesho, hesho está! El sello eshtá puesto y ya no se pude quitar. ¡A joderse!»—. ¡Yooo…!
»…¡he tenido una vishión, Daruu! ¡Con mi Flashigan! ¡He vishto el fuego en tu corazón! ¡No hagas caso al corazón, Daruu! —chilló, súbitamente afligido. Parecía un oráculo previniendo a Daruu de una muerte horrible—. ¡El amor esh para los tontosh! ¡Y quema, Daruu, quema! ¡Recuerda bien mish palabrash! ¡RECUÉRDALASH!
Uchiha Datsue se sintió repentinamente mejor. Había sido un caballero. Un hombre de honor. Había advertido a un paisano de los peligros de darse besos fogosos.
—¡YEEEEEEEHAAAAAA! —acompañó a Daruu con su aullido, mientras ejecutaba un extraño baile que en aquel momento le parecía graciosísimo. Brazos cruzados, rodillas flexionadas en un ángulo de noventa grados, y estirar la pierna en una pequeña patadita mientras saltaba de una a otra—. ¡MÁS BOJASSHHHOO QUE UN UZUREÑO EN VENDIMIA!
Rio a carcajada limpia, y el mundo le devolvió la sonrisa. Y se rio con él. Y bailó con él. Y giró y giró y giró… hasta que de pronto dio un vuelco que le hizo estrellarse contra el techo. ¿O era el suelo?
—¡Oshtia puta meu! —exclamó, mientras trataba de ponerse en pie y caía de forma irremediable nuevamente—. ¡Cuidao con el shuelo, Daruu! ¡Daruu! ¡Oshtia p-puta primo! ¡Cuiiiidaoooo!
El suelo, como si de la cubierta de un barco en plena tormenta se tratase, se inclinó de forma abrupta y sorpresiva hacia un lado. Datsue, en un juego de pies y equilibrio del que momentáneamente se sintió muy orgulloso, logró mantenerse en pie hasta que un obstáculo se interpuso en su camino y cayó junto a él al suelo.
Ese obstáculo era Daruu.
—¡El puto shuelo, primo! ¡No para de moverse! —exclamaba, con los ojos enturbiados y las mejillas rojas por el alcohol. Como Datsue no era ningún guerrero que se especializase por luchar hasta el final, optó por rendirse y tumbarse definitivamente en el suelo—. Daruu, tío. Daruu. Daruu, Daruu, Daruu. Tengo algo que contarte, tío. Algo… —«No…»—. Yo…—«No. ¡No, no, no, no, no!»—. Yo… —«¡No, hostia, no! ¡Lo hesho, hesho está! El sello eshtá puesto y ya no se pude quitar. ¡A joderse!»—. ¡Yooo…!
»…¡he tenido una vishión, Daruu! ¡Con mi Flashigan! ¡He vishto el fuego en tu corazón! ¡No hagas caso al corazón, Daruu! —chilló, súbitamente afligido. Parecía un oráculo previniendo a Daruu de una muerte horrible—. ¡El amor esh para los tontosh! ¡Y quema, Daruu, quema! ¡Recuerda bien mish palabrash! ¡RECUÉRDALASH!
Uchiha Datsue se sintió repentinamente mejor. Había sido un caballero. Un hombre de honor. Había advertido a un paisano de los peligros de darse besos fogosos.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado