18/04/2018, 14:44
(Última modificación: 18/04/2018, 14:45 por Himura Ren.)
— Si muero, dile a Padre que fue luchando, por favor. — Etsú se tumbó sobre la mesa, dando un espectáculo digno del mejor actor; por su parte su silencioso compañero, se limito a juzgarlo con una dura mirada.
Tras una breve espera, finalmente el dueño del local volvió a aparecer dejando atrás una suave cortina de humeantes aromas. En sus manos, dos grandes platos desbordantes de arroz y curry; conforme extendía la mano para ofrecerlos a sus comensales, Akane extendió sus brazos para ayudar al camarero recibiendo su plato, mientras que su desfallecido compañero, se quejaba medio tumbado sobre la barra, por lo que le puso el plato justo delante de su hambrienta mirada.
— ¡Que os aproveche! ¡En seguida os traeré el resto! — dijo mientras terminaba de servirles dos grandes jarras de refresco para acto seguido volver dentro de la cocina.
Tras terminar de asesinar el curry y el arroz, Ryuko se dispuso a atacar un gran bol de fideos con carne, huevo, setas y algunas verduras. Por alguna razón, aquellos jóvenes atrajo su atención, por lo que decidió comenzar a observarlos. Al igual que ella, daban la impresión de no ser de la zona; pensó mientras separaba los palillos de madera.
— ¿Serán ninjas al igual que yo? ¿Que habrán venido a hacer aquí?
Ryuko se llevo entonces un pequeño bistec de los que había en el bol a la boca, y una posible respuesta le vino a la mente. Tal vez les habían hablado de la buena comida de la zona, porque desde luego, por el sabor de la carne estaba para matar por ella.
Tras una breve espera, finalmente el dueño del local volvió a aparecer dejando atrás una suave cortina de humeantes aromas. En sus manos, dos grandes platos desbordantes de arroz y curry; conforme extendía la mano para ofrecerlos a sus comensales, Akane extendió sus brazos para ayudar al camarero recibiendo su plato, mientras que su desfallecido compañero, se quejaba medio tumbado sobre la barra, por lo que le puso el plato justo delante de su hambrienta mirada.
— ¡Que os aproveche! ¡En seguida os traeré el resto! — dijo mientras terminaba de servirles dos grandes jarras de refresco para acto seguido volver dentro de la cocina.
Tras terminar de asesinar el curry y el arroz, Ryuko se dispuso a atacar un gran bol de fideos con carne, huevo, setas y algunas verduras. Por alguna razón, aquellos jóvenes atrajo su atención, por lo que decidió comenzar a observarlos. Al igual que ella, daban la impresión de no ser de la zona; pensó mientras separaba los palillos de madera.
— ¿Serán ninjas al igual que yo? ¿Que habrán venido a hacer aquí?
Ryuko se llevo entonces un pequeño bistec de los que había en el bol a la boca, y una posible respuesta le vino a la mente. Tal vez les habían hablado de la buena comida de la zona, porque desde luego, por el sabor de la carne estaba para matar por ella.