17/04/2018, 00:44
Todo se empezó a volver confuso y caótico. Como diría su hermano: cada loco estaba con su tema.
Por un lado, Riko estaba con el ruido que había escuchado y que no les había explicado que era. Podía ser una voz, una cañeria rota, o vete tú a saber qué. Estaban en una casa encantada después de todo.
Jin, por otro lado...
—Yo tampoco he oído eso, pero necesito que me escuchéis un segundo… Yo no estoy bien… desde que entre aquí, en esta casa, cada cierto tiempo, mi cuerpo necesita… Maíz. En ese estado, no puedo controlarme y si veo maíz me lo comeré todo, hasta el ultimo grano. También pierdo las fuerzas, y las ganas de vivir o de hacer nada… antes, incluso he tenido alucinaciones, los tres, vosotros, os veías como deliciosas mazorcas de maíz gigantes.
«¿Esta diciendo que nos quiere comer? » — Entre preocupado y confundido, Juro decidió aceptarlo como cierto. Después de todo, no había visto a nadie con adicción al maíz. Era raro.
Por último, Riko tomó la iniciativa, y, antes de poder hacer caso a nadie, se fue corriendo, alegando que lo siguieran. Jin entró en furia y empezó a despotricar contra todos otra vez.
« Bueno... esta vez el enfado no es conmigo. Algo es algo » — Sabía que le afectaría igual, por desgracia.
—Juro-san, acompaña a Riko-san, por favor. Yo acompañaré a Jin-san a la cocina. Creo recordar haber visto antes algo de maíz allí, y, si lo que dice es cierto, no podemos dejar que vuelva a decaer de nuevo... Luego os alcanzaremos y saldremos de aquí.
Juro barajó sus opciones. Si lo que decía Jin es cierto, no tenían mucho tiempo, y Ayame parecía saber dónde estaba. Por otro lado, dejar a Riko solo era muy mala idea. Al final, tuvo que resignarse.
— Bueno... está bien — Juro se sintió decaído. ¡Hacia cinco minutos había dicho que no iban a separarse! ¿¡Por qué era tan dificil esto!? —. Pero tened mucho cuidado. Si escucháis ruidos o voces, regresad. Aun no sabemos cómo de peligrosa puede ser esta casa.
Jin, sin embargo, le hizo un amistoso recordatorio.
—Juro, lo que he dicho antes no era una amenaza, era una advertencia. Si no me crees capaz de matarme para dejaros aquí encerrado entonces tienes un problema. Si te encuentras a Riko dile de mi parte, que, si faltáis a vuestra palabra, ninguno saldrá de esta casa. Os aseguro que no dudare.
— Lo sé Jin, y agradecería que no metieras más presión al asunto. El que surja un problema distinto cada cinco minutos ya es bastante — dijo, tratando de contener las ganas de estrangularle —. Mantente con Ayame, ¿vale? Quiero encontraros a los dos cuando nos volvamos a ver.
Fue una frase muy bonita, aunque su pensamiento era más bien distinto.
« No quiero tener que buscarlos otra vez... »
Así pues, Juro salió corriendo, en dirección a dónde Riko, alejandose de los otros dos.
— ¡Riko! ¡Esperame! ¡Riko! — exclamó, tratando de dar caza al chico.
Por un lado, Riko estaba con el ruido que había escuchado y que no les había explicado que era. Podía ser una voz, una cañeria rota, o vete tú a saber qué. Estaban en una casa encantada después de todo.
Jin, por otro lado...
—Yo tampoco he oído eso, pero necesito que me escuchéis un segundo… Yo no estoy bien… desde que entre aquí, en esta casa, cada cierto tiempo, mi cuerpo necesita… Maíz. En ese estado, no puedo controlarme y si veo maíz me lo comeré todo, hasta el ultimo grano. También pierdo las fuerzas, y las ganas de vivir o de hacer nada… antes, incluso he tenido alucinaciones, los tres, vosotros, os veías como deliciosas mazorcas de maíz gigantes.
«¿Esta diciendo que nos quiere comer? » — Entre preocupado y confundido, Juro decidió aceptarlo como cierto. Después de todo, no había visto a nadie con adicción al maíz. Era raro.
Por último, Riko tomó la iniciativa, y, antes de poder hacer caso a nadie, se fue corriendo, alegando que lo siguieran. Jin entró en furia y empezó a despotricar contra todos otra vez.
« Bueno... esta vez el enfado no es conmigo. Algo es algo » — Sabía que le afectaría igual, por desgracia.
—Juro-san, acompaña a Riko-san, por favor. Yo acompañaré a Jin-san a la cocina. Creo recordar haber visto antes algo de maíz allí, y, si lo que dice es cierto, no podemos dejar que vuelva a decaer de nuevo... Luego os alcanzaremos y saldremos de aquí.
Juro barajó sus opciones. Si lo que decía Jin es cierto, no tenían mucho tiempo, y Ayame parecía saber dónde estaba. Por otro lado, dejar a Riko solo era muy mala idea. Al final, tuvo que resignarse.
— Bueno... está bien — Juro se sintió decaído. ¡Hacia cinco minutos había dicho que no iban a separarse! ¿¡Por qué era tan dificil esto!? —. Pero tened mucho cuidado. Si escucháis ruidos o voces, regresad. Aun no sabemos cómo de peligrosa puede ser esta casa.
Jin, sin embargo, le hizo un amistoso recordatorio.
—Juro, lo que he dicho antes no era una amenaza, era una advertencia. Si no me crees capaz de matarme para dejaros aquí encerrado entonces tienes un problema. Si te encuentras a Riko dile de mi parte, que, si faltáis a vuestra palabra, ninguno saldrá de esta casa. Os aseguro que no dudare.
— Lo sé Jin, y agradecería que no metieras más presión al asunto. El que surja un problema distinto cada cinco minutos ya es bastante — dijo, tratando de contener las ganas de estrangularle —. Mantente con Ayame, ¿vale? Quiero encontraros a los dos cuando nos volvamos a ver.
Fue una frase muy bonita, aunque su pensamiento era más bien distinto.
« No quiero tener que buscarlos otra vez... »
Así pues, Juro salió corriendo, en dirección a dónde Riko, alejandose de los otros dos.
— ¡Riko! ¡Esperame! ¡Riko! — exclamó, tratando de dar caza al chico.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
...
Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60