24/04/2018, 13:32
(Última modificación: 24/04/2018, 13:33 por Amedama Daruu.)
Esta vez, Daruu no se permitió la imprudencia de no comprobar, exactamente, si aquél hijoputa estaba muerto, cosa que le falicitaría el Byakugan. El tipo no se encontraba con ellos de nuevo en la caverna, por lo que probablemente su cuerpo estuviera en la cima de aquella colina. El muchacho, mareado por el dolor del costado y de la resaca, activó su doujutsu, y encuadró al Capitán con dificultades. Su chakra titiló de forma tenue un último segundo antes de apagarse por completo.
—Está muerto al fin... —murmuró—. Joder, Datsue, joder, menuda aventura nos hemos dado, ¿eh? —rio por no llorar—. Si tan sólo el tesoro hubiera sido de verdad, al menos habría valido la pena.
Trató de levantarse, pero no lo consiguió, de modo que se arrastró como un gusano hasta la pared más cercana y se apoyó en ella. Dejó escapar un largo suspiro.
—En cuanto se me pase esta mierda de dolor de cabeza, nos piramos de aquí. Aunque... no estaría mal cenar algo. —Su tripa rugió como un tigre hambriento—. Me cago en todo, seguro que aquí sólo hay frutas peludas.
—Está muerto al fin... —murmuró—. Joder, Datsue, joder, menuda aventura nos hemos dado, ¿eh? —rio por no llorar—. Si tan sólo el tesoro hubiera sido de verdad, al menos habría valido la pena.
Trató de levantarse, pero no lo consiguió, de modo que se arrastró como un gusano hasta la pared más cercana y se apoyó en ella. Dejó escapar un largo suspiro.
—En cuanto se me pase esta mierda de dolor de cabeza, nos piramos de aquí. Aunque... no estaría mal cenar algo. —Su tripa rugió como un tigre hambriento—. Me cago en todo, seguro que aquí sólo hay frutas peludas.