26/04/2018, 23:27
La ola que él mismo había escupido rebotó contra el suelo y lo elevó. Daruu tuvo que ayudarse del chakra para mantenerse a flote a cuatro patas, surfeando por las aguas como un bebé gateando. Más tarde se levantaría, no sin dificultad, todavía dolorido por el ardiente beso del Suigadan que había lanzado Ayame. Y entonces comprobaría con horror cómo un pilar de hielo enorme, en el que había estado posado durante el principio de la pelea, se le desmoronaba encima. El muchacho dio un salto a ras de suelo hacia atrás, y consiguió evitar el pilar por apenas unos centímetros. Daruu se pasó la mano por la frente, secándose el sudor, cuando el peligro hubo pasado, y buscó a Ayame con la mirada.
La muchacha salió a la superficie tosiendo violentamente. Flotó hacia arriba y se mantuvo de pie como lo había hecho él.
—Maldito... bruto... ¿No tenías... algo más grande... que tirarme...? —masculló.
—En realidad, sí, tengo alguna que otra cosa, sí... —rio, enigmático, y recordó el Suiryuudan del que tan orgulloso se sentía y que había exhibido ante una uzujin hacía algún tiempo—. Pero me parecía un abuso utilizarla.
Daruu echó un vistazo al campo de batalla. Él se encontraba justo delante del pilar de hielo derruído, que flotaba al borde del lago artificial creado por la ola. Ayame estaba seis metros más allá, y tenía todavía cuatro metros más de agua por detrás de ella. El otro pilar no había sido afectado por el choque.
El pelopincho se subió al pilar de hielo caído de un salto.
—Creo que no ha sido muy inteligente inundar el estadio. Recuerda que yo soy el agua —provocó Ayame.
—No te falta razón, pero te olvidas del tiempo que llevo siendo uno contigo. Podrías decir que soy uno como el agua —devolvió—. Siempre podría sorprenderte. —Le guiñó un ojo.
PV:–
CK:– (+20)
La muchacha salió a la superficie tosiendo violentamente. Flotó hacia arriba y se mantuvo de pie como lo había hecho él.
—Maldito... bruto... ¿No tenías... algo más grande... que tirarme...? —masculló.
—En realidad, sí, tengo alguna que otra cosa, sí... —rio, enigmático, y recordó el Suiryuudan del que tan orgulloso se sentía y que había exhibido ante una uzujin hacía algún tiempo—. Pero me parecía un abuso utilizarla.
Daruu echó un vistazo al campo de batalla. Él se encontraba justo delante del pilar de hielo derruído, que flotaba al borde del lago artificial creado por la ola. Ayame estaba seis metros más allá, y tenía todavía cuatro metros más de agua por detrás de ella. El otro pilar no había sido afectado por el choque.
El pelopincho se subió al pilar de hielo caído de un salto.
—Creo que no ha sido muy inteligente inundar el estadio. Recuerda que yo soy el agua —provocó Ayame.
—No te falta razón, pero te olvidas del tiempo que llevo siendo uno contigo. Podrías decir que soy uno como el agua —devolvió—. Siempre podría sorprenderte. —Le guiñó un ojo.
PV:
55/180
CK:
165/240