30/04/2018, 12:18
Pero apenas le dejó terminar la pregunta. Daruu se acercó a ella y la abrazó con aquella firmeza y calidez que le caracterizaban. Y Ayame no sólo correspondió al abrazo rodeando su torso con sus propios brazos, sino que además se atrevió a plantar un suave beso en sus labios.
—Hecho una mierda —respondió él al fin con una risotada—. ¡Pero como dije, no he venido a hablar de eso! Tengo... Tengo algo que proponerte. Bueno, igual es demasiado tarde para proponer, la reserva ya está hecha... —murmuraba de forma confusa, rascándose la nuca.
—¿Reserva? —repitió, ladeando ligeramente la cabeza.
—¡El caso! He... he reservado mesa en La velada del trueno esta noche. Necesito que... que estés allí a las diez de la noche. Te... te invito a... a cenar. ¿Vale? —completó, rojo como un tomate—. ¡Es una cita, recuérdalo! El sitio es muy bueno, tienen de todo, y... Bueno, esto... ¡No faltes!
Y no era el único, porque Ayame se había sonrojado igual de rápido que él y ahora le contemplaba con los ojos abiertos como platos, como si no hubiera terminado de comprender sus palabras.
—Y ahora, será mejor que le deje la poca energía que me queda al de verdad, porque si no...
—¿"Al... de verdad"? —volvió a repetir Ayame, e inmediatamente se sintió terriblemente estúpida.
Pero entonces Daruu se vio envuelto en una inesperada nube de humo y desapareció sin dejar rastro. Ayame, sobresaltada, miró a su alrededor varias veces, sin terminar de comprender lo que había pasado. ¿"El de verdad"? ¿Había estado hablando con... un clon? Pero no estaba hecho de agua, ni mucho menos había sido una ilusión, pues de haber sido así no habría podido hablar con ella y aún recordaba el sentimiento de sus brazos a su alrededor.
¿Qué tipo de clonación era aquella? Tendría que investigar al respecto, pero ahora tenía un asunto más importante que atender...
—Una... una cita... —murmuró, y sus mejillas volvieron a encenderse como la hoguera a partir de unas ascuas. No pudo contener la sonrisa que temblaba en sus labios y se abrazó los hombros al sentir las mariposas aletear con fuerza en su pecho, descontroladas. Había estado tan concentrada en su vida como kunoichi que casi había olvidado qué era tener una vida normal. ¡Y ahora tenía una cita! ¡Una cita con Daruu-kun! Se sentía tan feliz que creía que iba a estallar en cualquier momento.
—¡Ayameeee! —la voz de Kiroe, desde el interior de la habitación, fue la que estalló el globo de su felicidad—. ¡Ayame, creo que ya lo tengo, corazón! ¡Lo he consegui...!
Ploc.
—¡Ayyyyyy!
—¡Ay, Kiroe-san! —exclamó la muchacha, corriendo para ayudarla—. ¡Te he dicho miles de veces que no lo intentes sin que esté yo para ayudarte!
—Hecho una mierda —respondió él al fin con una risotada—. ¡Pero como dije, no he venido a hablar de eso! Tengo... Tengo algo que proponerte. Bueno, igual es demasiado tarde para proponer, la reserva ya está hecha... —murmuraba de forma confusa, rascándose la nuca.
—¿Reserva? —repitió, ladeando ligeramente la cabeza.
—¡El caso! He... he reservado mesa en La velada del trueno esta noche. Necesito que... que estés allí a las diez de la noche. Te... te invito a... a cenar. ¿Vale? —completó, rojo como un tomate—. ¡Es una cita, recuérdalo! El sitio es muy bueno, tienen de todo, y... Bueno, esto... ¡No faltes!
Y no era el único, porque Ayame se había sonrojado igual de rápido que él y ahora le contemplaba con los ojos abiertos como platos, como si no hubiera terminado de comprender sus palabras.
—Y ahora, será mejor que le deje la poca energía que me queda al de verdad, porque si no...
—¿"Al... de verdad"? —volvió a repetir Ayame, e inmediatamente se sintió terriblemente estúpida.
Pero entonces Daruu se vio envuelto en una inesperada nube de humo y desapareció sin dejar rastro. Ayame, sobresaltada, miró a su alrededor varias veces, sin terminar de comprender lo que había pasado. ¿"El de verdad"? ¿Había estado hablando con... un clon? Pero no estaba hecho de agua, ni mucho menos había sido una ilusión, pues de haber sido así no habría podido hablar con ella y aún recordaba el sentimiento de sus brazos a su alrededor.
¿Qué tipo de clonación era aquella? Tendría que investigar al respecto, pero ahora tenía un asunto más importante que atender...
—Una... una cita... —murmuró, y sus mejillas volvieron a encenderse como la hoguera a partir de unas ascuas. No pudo contener la sonrisa que temblaba en sus labios y se abrazó los hombros al sentir las mariposas aletear con fuerza en su pecho, descontroladas. Había estado tan concentrada en su vida como kunoichi que casi había olvidado qué era tener una vida normal. ¡Y ahora tenía una cita! ¡Una cita con Daruu-kun! Se sentía tan feliz que creía que iba a estallar en cualquier momento.
—¡Ayameeee! —la voz de Kiroe, desde el interior de la habitación, fue la que estalló el globo de su felicidad—. ¡Ayame, creo que ya lo tengo, corazón! ¡Lo he consegui...!
Ploc.
—¡Ayyyyyy!
—¡Ay, Kiroe-san! —exclamó la muchacha, corriendo para ayudarla—. ¡Te he dicho miles de veces que no lo intentes sin que esté yo para ayudarte!