30/04/2018, 17:55
¿Aburrido de los mismos hoteles de siempre que no ofrecen ninguna experiencia interesante?, ¿cansado de no encontrar un lugar especial para darte un viaje de placer? ¡No te preocupes! El nuevo Resort Frescura de la Laguna te ofrece todo aquello que nunca antes has visto en otro lugar.
Disfruta de una preciosa vista al lago, acompañada de templada neblina aún en las épocas más sofocantes del verano. Un sitio maravilloso y calmado, sede de leyendas fascinantes y con un ambiente totalmente diferente a lo acostumbrado.
La aventura más grande del País del Fuego se encuentra en nuestras puertas. OFERTA ESPECIAL: Por apertura, 50% de descuentos para shinobis, ¡te esperamos!
Disfruta de una preciosa vista al lago, acompañada de templada neblina aún en las épocas más sofocantes del verano. Un sitio maravilloso y calmado, sede de leyendas fascinantes y con un ambiente totalmente diferente a lo acostumbrado.
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—Claro que sí campeón...— El joven Isa arrugó el papel y estaba por tirarlo al piso, pero recordó que había que ser ecológico y mejor lo dobló para guardárselo en el bolsillo. Los días de viaje a lo largo del País del Fuego fueron cansados, pero al menos esta vez era libre de cualquier encargo de su padre. "No puedo confiar en que mi padre cumpla su promesa de enseñarme, y hacer encargos de lavar platos o limpiar baños tampoco me ayudará en lo absoluto. Sea lo que sea, supongo que tocará hacer eso que hace la gente... Este, ¿cómo era la palabra?, ¡ah sí!, esfuerzo que le dicen. Sin embargo su voluntad no estaba muy enfocada que se diga, pues en cuanto escuchó la palabra descuento, sentía que la necesidad de vagar le dominaba. Por muy apestoso que fuera el lugar, si era rebajado, no había más pegas.
Desdoblando el pequeño mapa que venía anexado al boletín publicitario, no tardó en llegar al sitio turístico recién montado a la orilla del Lago de los Llantos.
Miró a la derecha, miró a la izquierda, pero en ninguna dirección había rastros de seres vivientes. Sólo estaba el humilde hotel, alumbrado por dos lámparas en su portón, dando la bienvenida al mismo. "Cómo que desentona un poquito..." El paisaje era lúgubre, pues aparte del viento no había siquiera sonidos de animales o algo por el estilo. La fachada y el edificio en general estaban construidos en madera. Se podría decir que casi era posible oler el aroma a nuevo.
Kagetsuna negó con la cabeza y luego dio en largo suspiro, subió por unas cuantas gradas que había y entró al mentado resort.