1/05/2018, 19:21
—Está bien. Atráelos —dijo, con total seriedad—. Tú sólo confía en mi, ¿vale? Veas lo que veas, sé lo que hago y por qué.
¿Confiar en él? Datsue no confiaba ni en su madre. Pero se encogió de hombros.
—Está bien, Daruu el Enigmático —le guiñó un ojo, y bajó con cuidado de no hacer ruido por el tronco del árbol. Una vez allí, realizó unos sellos y se transformó en un jabalí con el Henge no Jutsu.
Su idea había sido hacerse pasar por hembra y atraer a los dos jabalíes con sus encantos. Una vez transformado, supo que había dos grandes errores en su plan: el primero, que no sabía si los dos animales del claro eran machos; el segundo, que no sabía las diferencias entre un jabalí hembra y macho, aparte del obvio.
«Lo hecho, hecho está, coño. Dale ahí con un par de huevos. O, bueno, en este caso, ovarios».
Con un trote torpe al principio, la jabalia intrépida se aventuró en el claro del bosque. Primero con la cabeza gacha, como si estuviese olfateando un rastro. Luego, al acercarse más, la levantó, observando con sus nuevos ojos pequeños al par de animales. Se acercó un poco más —hasta quedar a unos diez metros—, y ahí se detuvo, emitiendo ese gruñido tan característico de los jabalíes.
«Vamos, pequeñines. Acercaos a mamá».
¿Confiar en él? Datsue no confiaba ni en su madre. Pero se encogió de hombros.
—Está bien, Daruu el Enigmático —le guiñó un ojo, y bajó con cuidado de no hacer ruido por el tronco del árbol. Una vez allí, realizó unos sellos y se transformó en un jabalí con el Henge no Jutsu.
Su idea había sido hacerse pasar por hembra y atraer a los dos jabalíes con sus encantos. Una vez transformado, supo que había dos grandes errores en su plan: el primero, que no sabía si los dos animales del claro eran machos; el segundo, que no sabía las diferencias entre un jabalí hembra y macho, aparte del obvio.
«Lo hecho, hecho está, coño. Dale ahí con un par de huevos. O, bueno, en este caso, ovarios».
Con un trote torpe al principio, la jabalia intrépida se aventuró en el claro del bosque. Primero con la cabeza gacha, como si estuviese olfateando un rastro. Luego, al acercarse más, la levantó, observando con sus nuevos ojos pequeños al par de animales. Se acercó un poco más —hasta quedar a unos diez metros—, y ahí se detuvo, emitiendo ese gruñido tan característico de los jabalíes.
«Vamos, pequeñines. Acercaos a mamá».
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado