1/05/2018, 23:33
—Claro que no duermes, después de que te hice reaccionar— Rodó el ojo.
El otro muchacho ahora se encontraba algo molesto, pero para el tuerto era una reacción muy normal ponerse cómo todos los diablos después de que te interrumpan una siesta. Sin embargo, la siesta de ese chico se iba a dar en medio de un lugar público y cómo buen servidor de Amegakure el Senju no podía permitir semejante salvajada. "Este nene necesita ayuda."
—¿Empezando dices?— Si vista se desvió hasta los libros del muchachito. A simple vista parecía algo sobre anatomía o algo por el estilo, pero el Isa no era tonto y sabía que había algo más en ellos. Igual, eso no era de su incumbencia ahora, pues lo importante era que el otro estaba para una hamaca. —No, si oler a café no, pero no estoy muy seguro de que esté permitido ingresar alimentos aquí— Nuevamente posó su único ojo en otro genin, con un gesto despreocupado. —¿La mesa?, bah— El Isa levantó la mano en un gesto para restarle importancia al asunto. —No se trata de la mesa, se trata de que hace menos de un minuto te me habías quedado viendo con la mirada perdida de una forma muy desagradable. Fijo no te diste cuenta por la somnolencia que tú mismo estás negando—. recalcó.
El otro muchacho ahora se encontraba algo molesto, pero para el tuerto era una reacción muy normal ponerse cómo todos los diablos después de que te interrumpan una siesta. Sin embargo, la siesta de ese chico se iba a dar en medio de un lugar público y cómo buen servidor de Amegakure el Senju no podía permitir semejante salvajada. "Este nene necesita ayuda."
—¿Empezando dices?— Si vista se desvió hasta los libros del muchachito. A simple vista parecía algo sobre anatomía o algo por el estilo, pero el Isa no era tonto y sabía que había algo más en ellos. Igual, eso no era de su incumbencia ahora, pues lo importante era que el otro estaba para una hamaca. —No, si oler a café no, pero no estoy muy seguro de que esté permitido ingresar alimentos aquí— Nuevamente posó su único ojo en otro genin, con un gesto despreocupado. —¿La mesa?, bah— El Isa levantó la mano en un gesto para restarle importancia al asunto. —No se trata de la mesa, se trata de que hace menos de un minuto te me habías quedado viendo con la mirada perdida de una forma muy desagradable. Fijo no te diste cuenta por la somnolencia que tú mismo estás negando—. recalcó.