3/05/2018, 21:03
«¿Llamar? ¿Jabalí gigante?» La confusión se hizo presente en el rostro de Shikanori al deformar sus facciones por completo. No había llamado a nadie. No conocía a ningún jabalí, mucho menos a uno gigante. Pero el gruñido, junto a las pesadas y apresuradas pisadas, le indicaron que estaba a punto de conocer a uno. Dio media vuelta de manera abrupta y se encontró con la bestia a escasos metros de él. Debía actuar y rápido. «¿Podré?» Fue la pregunta que cruzó su mente mientras realizaba el sello. Nunca lo había intentado contra una criatura tan grande y tan poderosa. Temía que la fuerza física del animal bastara para contrarrestar el efecto de la técnica. Estaba demasiado cerca, si no lo conseguía, si no lo detenía, no tendría tiempo para esquivar la embestida. La sombra de Shikanori se agitó levemente y se deformó pero solo un poco. A penas había asomado desde la sombra una pequeña protuberancia cuando el joven Nara cerró los ojos y deshizo el sello. Acto seguido, saltó hacia el costado. La furiosa bestia pasó tan próxima a él que el muchacho podría jurar que sintió al dios de la muerte respirandole sobre la nuca. Luego de caer y rodar, se levantó, lo hizo temblando y sudando frío. No esperó a que el enorme jabalí se girará y emprendiera nuevamente la carrera contra él. Simplemente repitió el accionar tan sabio del cervatillo y el desconocido muchacho y se perdió entre los arbustos. «¡Maldición!... Este estúpido viaje, el molesto muchacho y ahora un jabalí gigante. Esto no podría ser más problemático» Se lamentaba Shikanori mientras corría a toda prisa en su intento por huir de la salvaje bestia.