10/05/2018, 17:05
(Última modificación: 10/05/2018, 17:06 por Himura Ren.)
— Lo estoy ¿Tu también lo estas Reiji-san?
— No, no lo estoy, es imposible estarlo. No se lo que hay mas allá de estas paredes, no se lo que voy a encontrarme cuando atraviese esas puertas y suba al ascensor. No se lo que va a pensar de mí la gente que a pagado a la Arashikage por nuestros servicios. Y aunque yo lo se todo, ahora mismo solo sé una cosa: Que voy a cumplir esta misión.
¿Otra vez la experiencia volvió a hacer acto de presencia? Aunque tan solo se tratasen de simples misiones, como la entrega de algunos pergaminos, o acompañar a alguien, eso se trataba de algo que Ryuko desconocía, por lo por error, observó un gran abismo de experiencia que les separaba a sus compañeros de ella. Aunque en este caso, no se trataba de ello, si no de convicción y de autoestima.
— ¿Estas bien Ryuko-chan? — dijo Reika dirigiéndose abiertamente a la joven, y su suave voz, la devolvió al sitio.
Ryuko le redirigió la mirada con gesto de preocupación; ella era quien mas fácil lo tendría para saber lo que se ocultaba en su sangre, podría por error mandarlo como mensaje entre sus mentes si establecía un canal de comunicaciones como ya había mencionado, y desde entonces eso no dejaba de darle vueltas.
— S-Si. No te preocupes, son cosas mi-
Pero antes de que pudiera terminar la frase, una mano se posó sobre ella, haciendo que girase la cabeza casi de inmediato.
—¿Sigues con nosotros? — Dije, a mi manera. —Mira, tal vez no se me da bien tratar con las personas por que soy… digamos diferente, o tal vez son las personas las que no son capaces de comprenderme, el caso es que el trato humano no es lo mío, y no se muy bien que decirte, pero lo que si que se, sin duda alguna, es que la bandana que llevas se consigue con esfuerzo, y que si pudiste enfrentarte a la academia, puedes enfrentarte a esto. Puede que no sola, pero somos tres, ¿No?
Ryuko en esas ocasiones y muchas veces en general, emocionalmente inestable; y tanta amabilidad por tan solo estar algo absorta en sus pensamientos le hizo estremecerse. Desde que comenzó a vivir con Oda, le dio la espalda al resto del mundo y no le resulto difícil, pues este también pareció dársela; nadie le solicitaba ayuda, nadie se la ofrecía y nadie se interesaba por ella excepto aquel hombre mayor. De sus ojos comenzaron a brotar lagrimas en aquel momento.
— S-Si chicos... E-Estoy bien... ¿V-Vale? Tan solo... Ha sido un torrente de emociones... G-Gracias por preocuparos... — Tartamudeó con facilidad y su voz temblaba. Con lentitud, se deshizo de las lagrimas de sus ojos con su propia ropa y acto seguido, intento tranquilizarse respirando profundo para lo que venia a continuación. — Mi apellido... Yo soy del clan Uchiha. N-No quise contarlo a priori ya que no soy capaz ni de mostrar una simple aspa y no quería que esperaseis algo "impactante" de mi. — Finalizó con un suave rubor en las mejillas por haber llorado, pero también por profunda vergüenza.
— No, no lo estoy, es imposible estarlo. No se lo que hay mas allá de estas paredes, no se lo que voy a encontrarme cuando atraviese esas puertas y suba al ascensor. No se lo que va a pensar de mí la gente que a pagado a la Arashikage por nuestros servicios. Y aunque yo lo se todo, ahora mismo solo sé una cosa: Que voy a cumplir esta misión.
¿Otra vez la experiencia volvió a hacer acto de presencia? Aunque tan solo se tratasen de simples misiones, como la entrega de algunos pergaminos, o acompañar a alguien, eso se trataba de algo que Ryuko desconocía, por lo por error, observó un gran abismo de experiencia que les separaba a sus compañeros de ella. Aunque en este caso, no se trataba de ello, si no de convicción y de autoestima.
— ¿Estas bien Ryuko-chan? — dijo Reika dirigiéndose abiertamente a la joven, y su suave voz, la devolvió al sitio.
Ryuko le redirigió la mirada con gesto de preocupación; ella era quien mas fácil lo tendría para saber lo que se ocultaba en su sangre, podría por error mandarlo como mensaje entre sus mentes si establecía un canal de comunicaciones como ya había mencionado, y desde entonces eso no dejaba de darle vueltas.
— S-Si. No te preocupes, son cosas mi-
Pero antes de que pudiera terminar la frase, una mano se posó sobre ella, haciendo que girase la cabeza casi de inmediato.
—¿Sigues con nosotros? — Dije, a mi manera. —Mira, tal vez no se me da bien tratar con las personas por que soy… digamos diferente, o tal vez son las personas las que no son capaces de comprenderme, el caso es que el trato humano no es lo mío, y no se muy bien que decirte, pero lo que si que se, sin duda alguna, es que la bandana que llevas se consigue con esfuerzo, y que si pudiste enfrentarte a la academia, puedes enfrentarte a esto. Puede que no sola, pero somos tres, ¿No?
Ryuko en esas ocasiones y muchas veces en general, emocionalmente inestable; y tanta amabilidad por tan solo estar algo absorta en sus pensamientos le hizo estremecerse. Desde que comenzó a vivir con Oda, le dio la espalda al resto del mundo y no le resulto difícil, pues este también pareció dársela; nadie le solicitaba ayuda, nadie se la ofrecía y nadie se interesaba por ella excepto aquel hombre mayor. De sus ojos comenzaron a brotar lagrimas en aquel momento.
— S-Si chicos... E-Estoy bien... ¿V-Vale? Tan solo... Ha sido un torrente de emociones... G-Gracias por preocuparos... — Tartamudeó con facilidad y su voz temblaba. Con lentitud, se deshizo de las lagrimas de sus ojos con su propia ropa y acto seguido, intento tranquilizarse respirando profundo para lo que venia a continuación. — Mi apellido... Yo soy del clan Uchiha. N-No quise contarlo a priori ya que no soy capaz ni de mostrar una simple aspa y no quería que esperaseis algo "impactante" de mi. — Finalizó con un suave rubor en las mejillas por haber llorado, pero también por profunda vergüenza.