11/05/2018, 00:38
Tal y como el peliblanco había dicho, aquel muchacho estaba loco, no tenía otra explicación, y su propia risa en una situación como aquella no hacía otra cosa que confirmar sus palabras, no tenía remedio.
—¿Qué estoy loco? La locura no existe, cada cual ve la realidad frente a sus ojos como le da la gana, y cuando alguien no es capaz de comprender la forma en la que otros ven el mundo, los tacha de locos. ¿Qué soy un cobarde? Lo soy ¿Cuál es el problema? No me importa una mierda lo que pienses sobre mí, porque tus palabras no valen una mierda y no valdrán una mierda. ¿Qué para que tú te pudras aquí dentro me tengo que pudrir yo también? No veo el problema, merecerá la pena.
En ese instante Riko agradeció no haber recibido él un arma por parte de la casa, porque estaba seguro que se la habría hundido en el cuello a aquel majadero, o al menos, habría esperado a salir de allí para hacerlo.
—¡JA, JA, JA, JA, JA!
Ni si quiera la estruendosa risa lo sacó de su estado, miraba a Jin con todo el odio del mundo, no le entraaba en la cabeza que una persona con un mínimo de sentido común actuara como él lo hacía.
—Todos sois iguales... Egoístas, manipulativos, incapaces de pensar en otra persona más allá de vosotros mismos, por mucho que aparentéis. Lástima que en su momento yo también confiase en mis amigos tanto que me apuñalaron en la espalda.
Allí estaba, riéndose de ellos un muerto, riéndose de ellos por culpa de que un solo integrante del grupo había preferido no colaborar desde el primer momento, había preferido escudarse en su egoísmo y en pensar que todos estaban contra él cuando no era así.
»Yo vine aquí, con tres personas más, dos chicos y una chica; sí, venimos a investigar y al final acabé siendo asesinado por quienes consideraba mis amigos... Pero logré hacer lo que nadie pudo: ligar mi vida a la de esta casa. Ellos murieron junto a mí, justo ahí, donde estáis parados. Pero no de forma agradable que digamos... Sus gritos todavía resuenan en las paredes de la casa, los recuerdo como si fuese ayer mismo... También recuerdo cuando vinieron aquí, ah, sí, vosotros también los escuchásteis, ¿no? Fue una bonita treta para meteros aquí.
Y ahí estaba loo único en lo que el amenio pudo haber tenido razón, en no entrar en lla casa desde el primer momento pero, sin saber si los que estaban fuera eran enemigos, estaban armados y demás información vital, había hecho lo correcto refugiándose allí.
—No sois los primeros, creedme, han habido más, y nadie ha sobrevivido, nadie, por eso no me canso de ver el egoísmo de la humanidad. Crueles criaturas sedientas de poder, incapaces de pensar en nada más que en su propio trasero. Pero vosotros me caéis bien, no sé, me da la sensación de que habéis llegado más lejos que ningún grupo... Por eso os daré otra oportunidad. Podréis salir de aquí, con vida, si acabáis con la vida de él.
Riko observó la escena, de detrás de las escaleras, El Ahorcado sacó al falso Jin, al mejor Jin de todos los presentes, y lo único que tenían que hacer para salir de allí era acabar con su vida.
—!NO!
Tal y como pensaba, otra cosa más en la que no iba a colaborar, sin duda, era idiota, y más aún cuando trató de confirmar que era su padre preguntándole por el color de pelo de su madre.
— Está bien, se acabó, no vamos a aguantar más sandeces. — Se acercó a Ayame quedando frente a ella, con una mirada seria. — Déjame el kunai, Ayame, yo lo hago, de aquí salimos los cuatro.
—¿Qué estoy loco? La locura no existe, cada cual ve la realidad frente a sus ojos como le da la gana, y cuando alguien no es capaz de comprender la forma en la que otros ven el mundo, los tacha de locos. ¿Qué soy un cobarde? Lo soy ¿Cuál es el problema? No me importa una mierda lo que pienses sobre mí, porque tus palabras no valen una mierda y no valdrán una mierda. ¿Qué para que tú te pudras aquí dentro me tengo que pudrir yo también? No veo el problema, merecerá la pena.
En ese instante Riko agradeció no haber recibido él un arma por parte de la casa, porque estaba seguro que se la habría hundido en el cuello a aquel majadero, o al menos, habría esperado a salir de allí para hacerlo.
—¡JA, JA, JA, JA, JA!
Ni si quiera la estruendosa risa lo sacó de su estado, miraba a Jin con todo el odio del mundo, no le entraaba en la cabeza que una persona con un mínimo de sentido común actuara como él lo hacía.
—Todos sois iguales... Egoístas, manipulativos, incapaces de pensar en otra persona más allá de vosotros mismos, por mucho que aparentéis. Lástima que en su momento yo también confiase en mis amigos tanto que me apuñalaron en la espalda.
Allí estaba, riéndose de ellos un muerto, riéndose de ellos por culpa de que un solo integrante del grupo había preferido no colaborar desde el primer momento, había preferido escudarse en su egoísmo y en pensar que todos estaban contra él cuando no era así.
»Yo vine aquí, con tres personas más, dos chicos y una chica; sí, venimos a investigar y al final acabé siendo asesinado por quienes consideraba mis amigos... Pero logré hacer lo que nadie pudo: ligar mi vida a la de esta casa. Ellos murieron junto a mí, justo ahí, donde estáis parados. Pero no de forma agradable que digamos... Sus gritos todavía resuenan en las paredes de la casa, los recuerdo como si fuese ayer mismo... También recuerdo cuando vinieron aquí, ah, sí, vosotros también los escuchásteis, ¿no? Fue una bonita treta para meteros aquí.
Y ahí estaba loo único en lo que el amenio pudo haber tenido razón, en no entrar en lla casa desde el primer momento pero, sin saber si los que estaban fuera eran enemigos, estaban armados y demás información vital, había hecho lo correcto refugiándose allí.
—No sois los primeros, creedme, han habido más, y nadie ha sobrevivido, nadie, por eso no me canso de ver el egoísmo de la humanidad. Crueles criaturas sedientas de poder, incapaces de pensar en nada más que en su propio trasero. Pero vosotros me caéis bien, no sé, me da la sensación de que habéis llegado más lejos que ningún grupo... Por eso os daré otra oportunidad. Podréis salir de aquí, con vida, si acabáis con la vida de él.
Riko observó la escena, de detrás de las escaleras, El Ahorcado sacó al falso Jin, al mejor Jin de todos los presentes, y lo único que tenían que hacer para salir de allí era acabar con su vida.
—!NO!
Tal y como pensaba, otra cosa más en la que no iba a colaborar, sin duda, era idiota, y más aún cuando trató de confirmar que era su padre preguntándole por el color de pelo de su madre.
— Está bien, se acabó, no vamos a aguantar más sandeces. — Se acercó a Ayame quedando frente a ella, con una mirada seria. — Déjame el kunai, Ayame, yo lo hago, de aquí salimos los cuatro.
![[Imagen: tumblr_n4fzpkaZST1rmi71zo1_500.gif]](https://78.media.tumblr.com/ef716a7a224d02d15153150120153d79/tumblr_n4fzpkaZST1rmi71zo1_500.gif)
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»