13/05/2018, 13:06
(Última modificación: 13/05/2018, 13:16 por Eikyuu Juro.)
Jin parecía ser el cuarto en discordia en aquel extraño grupo. Y frente a la idea de poder escapar los cuatro y juntar las piezas, él propuso otra alternativa.
Su vida. Por la mía.
El silencio se armó durante unos segundos.
« ...¿Qué? »
Juro no pudo creer lo que estaba pasando en esos segundos. Ese chico era una persona, es cierto. Ese chico no merecía morir, eso también era cierto. Pero no estaba vinculado a ellos. Él había creído que no podrían salvarlo. Pero Jin acababa de dar su vida para salvar a otra persona.
¿Eso era lo correcto? ¿Morir para salvar a otro? Quizá fuese un egoista, como decía el ahorcado. Pero no iba a llegar tales extremos por hacerlo.
—¡¿Pero qué estás diciendo?!¡JIN-SAN, JUNTEMOS LAS PIEZAS Y SALGAMOS DE AQUÍ!
Aunque el ahorcado en un primer lugar se burló de sus intenciones, finalmente, tomó una decisión que le heló la sangre. Cogió el arma y se apuñaló así mismo, pero la herida la recibió el chico, sin que ninguno hiciese nada. ¿Tenían que hacerlo? ¿Debería haberse levantado y haber tratado de alcanzarle? ¿Habría llegado? ¿Era su culpa?
— No me jodas... — Tartamudeó. Realmente le había apuñalado. Se moría de verdad.
Y en lugar de él, hizo exactamente lo que le pidió. Le dio la pieza al chico rubio y este corrió hacia ellos, para lograr lo que querían, que era escapar.
Pero aun así, ahora Jin tendría su destino. Vagar eternamente por esa casa, si es que moría ahí.
— ¡¿Por qué diablos lo has hecho?! ¡Te dije mil veces que yo no intenté matarte! ¡Fue la casa! ¡Y ahora le has dejado sin poner resistencia! — exclamó Juro, sintiendo ganas de llorar. Por mucho que odiase a Jin en ese momento, también se sentía responsable. Quizá si se hubiese esforzado más en llevarse bien con él, no hubiera sentido que estaba en su contra. Aunque había pensado que era imposible, quizá...
Ayame, por su parte, parecía en shock, incapaz de hacer nada.
—No... ¡No puedo dejarle aquí! ¡Ayudadme a salvarle...! Es de Ame... Él es...
— Joder. Joder. Joder — ¿Qué hacía? ¿Qué hacía? Si estaba herido tenían que darse prisa, se desangraría. ¿Pero podían detener la hemorragia —. ¡Puede que aún podamos parar la hemorragia! ¡Coged algo para taparla!
Juro le puso una mano en el hombro a Ayame, tratando de darle valor. Él tampoco lo tenía. Quedaban cinco minutos para que todos muriesen, pero no podían dejarle.
Si Riko no decía nada que estuviera en contra, intentaría avanzar hacia Jin, esperando que Ayame también le siguiese. El ahorcado se había apuñalado así mismo, por lo que no sabía si habría una herida real o no. Todo era tan jodidamente extraño.
Su vida. Por la mía.
El silencio se armó durante unos segundos.
« ...¿Qué? »
Juro no pudo creer lo que estaba pasando en esos segundos. Ese chico era una persona, es cierto. Ese chico no merecía morir, eso también era cierto. Pero no estaba vinculado a ellos. Él había creído que no podrían salvarlo. Pero Jin acababa de dar su vida para salvar a otra persona.
¿Eso era lo correcto? ¿Morir para salvar a otro? Quizá fuese un egoista, como decía el ahorcado. Pero no iba a llegar tales extremos por hacerlo.
—¡¿Pero qué estás diciendo?!¡JIN-SAN, JUNTEMOS LAS PIEZAS Y SALGAMOS DE AQUÍ!
Aunque el ahorcado en un primer lugar se burló de sus intenciones, finalmente, tomó una decisión que le heló la sangre. Cogió el arma y se apuñaló así mismo, pero la herida la recibió el chico, sin que ninguno hiciese nada. ¿Tenían que hacerlo? ¿Debería haberse levantado y haber tratado de alcanzarle? ¿Habría llegado? ¿Era su culpa?
— No me jodas... — Tartamudeó. Realmente le había apuñalado. Se moría de verdad.
Y en lugar de él, hizo exactamente lo que le pidió. Le dio la pieza al chico rubio y este corrió hacia ellos, para lograr lo que querían, que era escapar.
Pero aun así, ahora Jin tendría su destino. Vagar eternamente por esa casa, si es que moría ahí.
— ¡¿Por qué diablos lo has hecho?! ¡Te dije mil veces que yo no intenté matarte! ¡Fue la casa! ¡Y ahora le has dejado sin poner resistencia! — exclamó Juro, sintiendo ganas de llorar. Por mucho que odiase a Jin en ese momento, también se sentía responsable. Quizá si se hubiese esforzado más en llevarse bien con él, no hubiera sentido que estaba en su contra. Aunque había pensado que era imposible, quizá...
Ayame, por su parte, parecía en shock, incapaz de hacer nada.
—No... ¡No puedo dejarle aquí! ¡Ayudadme a salvarle...! Es de Ame... Él es...
— Joder. Joder. Joder — ¿Qué hacía? ¿Qué hacía? Si estaba herido tenían que darse prisa, se desangraría. ¿Pero podían detener la hemorragia —. ¡Puede que aún podamos parar la hemorragia! ¡Coged algo para taparla!
Juro le puso una mano en el hombro a Ayame, tratando de darle valor. Él tampoco lo tenía. Quedaban cinco minutos para que todos muriesen, pero no podían dejarle.
Si Riko no decía nada que estuviera en contra, intentaría avanzar hacia Jin, esperando que Ayame también le siguiese. El ahorcado se había apuñalado así mismo, por lo que no sabía si habría una herida real o no. Todo era tan jodidamente extraño.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60