13/05/2018, 22:22
—¿De qué me vale tu vida, si has desperdiciado desde el primer momento la de tus compañeros?
¿Iba a rechazar mi propuesta sin ni siquiera pensárselo? Mis compañeros habían gritado cosas al escuchar lo que decía, pero no los escuche, ignore todas las palabras que dijeron. Solo esperaba una respuesta por parte del “Ahorcado”. Lo que no esperaba es que me respondiera con otra pregunta. Pero no dije nada.
—Bueno, bueno, veamos...
Mientras hablaba, el hombre se iba moviendo, poco a poco, lentamente, hacia donde estaba yo. Pese a sus palabras, se veía en su cara que se estaba pensando mi propuesta.
—Verás —empezó, balanceando su cabeza lentamente—, no soy un hombre justo, porque la vida no lo fue conmigo, así que...
Entonces, sin previo aviso, y a la velocidad de un relámpago, un kunai se clavo con furia en mi pecho. Y dolió. El dolor era peor que cualquier falta de maíz. No tuve más remedio que llevar mis manos de forma inútil hasta el agujero en mi pecho. Mi cabeza sabia que no servía de nada, pero mi cuerpo no seguía mis órdenes.
—Además, yo soy el que manda aquí, y nadie me da órdenes.
Cuando el “Ahorcado” cogió la pieza de mi portaobjetos y se la lanzó al falso yo, caí inevitablemente de rodillas al suelo mientras un hilillo de sangre se escapaba por la comisura de mis labios. Pero yo sonreía. Aunque el “Ahorcado” no lo supiera, yo había ganado.
—Me habéis aburrido, pero ahí tenéis vuestra recompensa. Podéis iros, ya sabéis dónde está la puerta.
El Ahorcado se sentó cerca de mi a disfrutar de mi ultimo aliento. Me dio dos palmaditas en la espalda, como si quisiera consolarme, como si yo le importara en absoluto.
—No te preocupes, en cuanto mueras vivirás aquí conmigo. Por cierto, tenéis cinco minutos para salir, si no, todos me haréis compañía por el resto de vuestras vidas...
Tire de mis ultimas fuerzas para contestarle mientras le miraba con una sonrisa.
—No…me preocupa. —Cada palabra costaba más y más, pero tenía que decírselo, tenía que hacerlo, aunque hubiera tiempo después, tenia que ser ahora. —No vale nada…Por eso mi vida…a cambio de las suyas… —Estaba gastando mis ultimas fuerzas, esas serian mis ultimas palabras, pero me daba igual, iba a morir allí igualmente, estaba preparado desde el momento en el que me había ofrecido. —Así ellos no pierden…TU pierdes.
Entonces fue cuando caí al suelo, con la vista ya borrosa, y escuchando las voces y los gritos mientras la luz al final del pasillo se iba haciendo mas grande. Una luz cálida y acogedora que parecía estirar una mano salvadora hacía mí.
—Lar..gaos…no ..tire..is…mi..vi..da…
Y estire mi mano hacia aquella luz que me llamaba, mientras para mis adentros me disculpaba por todos aquellos que me amaban. Yuki, Yoru Y Kiara, mis hermanos córvidos. Mama, papa y mi hermana, mi familia de sangre. Pero al menos me había marchado salvando las vidas de otros. Si no desperdiciaban aquella oportunidad, claro. Esperaba que odio que Riko me tenía, sirviera para impedirle a Ayame que viniera a rescatarme.
¿Iba a rechazar mi propuesta sin ni siquiera pensárselo? Mis compañeros habían gritado cosas al escuchar lo que decía, pero no los escuche, ignore todas las palabras que dijeron. Solo esperaba una respuesta por parte del “Ahorcado”. Lo que no esperaba es que me respondiera con otra pregunta. Pero no dije nada.
—Bueno, bueno, veamos...
Mientras hablaba, el hombre se iba moviendo, poco a poco, lentamente, hacia donde estaba yo. Pese a sus palabras, se veía en su cara que se estaba pensando mi propuesta.
—Verás —empezó, balanceando su cabeza lentamente—, no soy un hombre justo, porque la vida no lo fue conmigo, así que...
Entonces, sin previo aviso, y a la velocidad de un relámpago, un kunai se clavo con furia en mi pecho. Y dolió. El dolor era peor que cualquier falta de maíz. No tuve más remedio que llevar mis manos de forma inútil hasta el agujero en mi pecho. Mi cabeza sabia que no servía de nada, pero mi cuerpo no seguía mis órdenes.
—Además, yo soy el que manda aquí, y nadie me da órdenes.
Cuando el “Ahorcado” cogió la pieza de mi portaobjetos y se la lanzó al falso yo, caí inevitablemente de rodillas al suelo mientras un hilillo de sangre se escapaba por la comisura de mis labios. Pero yo sonreía. Aunque el “Ahorcado” no lo supiera, yo había ganado.
—Me habéis aburrido, pero ahí tenéis vuestra recompensa. Podéis iros, ya sabéis dónde está la puerta.
El Ahorcado se sentó cerca de mi a disfrutar de mi ultimo aliento. Me dio dos palmaditas en la espalda, como si quisiera consolarme, como si yo le importara en absoluto.
—No te preocupes, en cuanto mueras vivirás aquí conmigo. Por cierto, tenéis cinco minutos para salir, si no, todos me haréis compañía por el resto de vuestras vidas...
Tire de mis ultimas fuerzas para contestarle mientras le miraba con una sonrisa.
—No…me preocupa. —Cada palabra costaba más y más, pero tenía que decírselo, tenía que hacerlo, aunque hubiera tiempo después, tenia que ser ahora. —No vale nada…Por eso mi vida…a cambio de las suyas… —Estaba gastando mis ultimas fuerzas, esas serian mis ultimas palabras, pero me daba igual, iba a morir allí igualmente, estaba preparado desde el momento en el que me había ofrecido. —Así ellos no pierden…TU pierdes.
Entonces fue cuando caí al suelo, con la vista ya borrosa, y escuchando las voces y los gritos mientras la luz al final del pasillo se iba haciendo mas grande. Una luz cálida y acogedora que parecía estirar una mano salvadora hacía mí.
—Lar..gaos…no ..tire..is…mi..vi..da…
Y estire mi mano hacia aquella luz que me llamaba, mientras para mis adentros me disculpaba por todos aquellos que me amaban. Yuki, Yoru Y Kiara, mis hermanos córvidos. Mama, papa y mi hermana, mi familia de sangre. Pero al menos me había marchado salvando las vidas de otros. Si no desperdiciaban aquella oportunidad, claro. Esperaba que odio que Riko me tenía, sirviera para impedirle a Ayame que viniera a rescatarme.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)