14/05/2018, 20:45
Agradecí al vendedor y le entregué el pago por el diminuto frasco con especias que me acababa de dar, mi nueva adquisición la guardé y caminé curioso por las tiendas aledañas.
"Raíz de malamadre" Me dije al verle en la exhibición de al lado. "También tienen hongos raros... ¿De dónde los sacaran?" Suspiré con pesar por no saber en qué los usaban, saqué una libreta y anoté el nombre para buscarlos luego, con más calma. Salí de ese local y entonces caminé justo al que estaba al frente.
En cuánto ingresé noté que estaba oscuro y un olor peculiar inundaba el área, no era agradable, pero tampoco desagradable, era extraño, una esencia que no había sentido antes en mi vida, parecía no haber nadie entonces ingresé lentamente y cuando menos me lo esperé... PAF! Mi rostro chocó con algo sólido, un tanto gomoso, como si fuera de piel, tardé un par de segundos en reconocer lo que era... "¿Una cabeza encogida?" Retrocedí caminando hacia atrás, con pasos un poco más rápidos, no quise quitarle los ojos de encima porque estaba seguro de que ahí no había nada cuando caminé.
Salí tan rápido que no me percaté cuando estaba nuevamente en la calle e inevitablemente ocurrió lo más probable, un choque de cuerpo, alguien termino colisionando conmigo, me volteé a ver de quién se trataba. —Fue culpa mía... ¿Estas bien?— Le ofrecí mi mano para ayudarle a levantarse, se trataba de una chica de ojos dorados y cabellera violeta, delgada y con grandes ojeras.
—Estas muy roja...— Comenté al notar el rubor en sus mejillas.
"Raíz de malamadre" Me dije al verle en la exhibición de al lado. "También tienen hongos raros... ¿De dónde los sacaran?" Suspiré con pesar por no saber en qué los usaban, saqué una libreta y anoté el nombre para buscarlos luego, con más calma. Salí de ese local y entonces caminé justo al que estaba al frente.
En cuánto ingresé noté que estaba oscuro y un olor peculiar inundaba el área, no era agradable, pero tampoco desagradable, era extraño, una esencia que no había sentido antes en mi vida, parecía no haber nadie entonces ingresé lentamente y cuando menos me lo esperé... PAF! Mi rostro chocó con algo sólido, un tanto gomoso, como si fuera de piel, tardé un par de segundos en reconocer lo que era... "¿Una cabeza encogida?" Retrocedí caminando hacia atrás, con pasos un poco más rápidos, no quise quitarle los ojos de encima porque estaba seguro de que ahí no había nada cuando caminé.
Salí tan rápido que no me percaté cuando estaba nuevamente en la calle e inevitablemente ocurrió lo más probable, un choque de cuerpo, alguien termino colisionando conmigo, me volteé a ver de quién se trataba. —Fue culpa mía... ¿Estas bien?— Le ofrecí mi mano para ayudarle a levantarse, se trataba de una chica de ojos dorados y cabellera violeta, delgada y con grandes ojeras.
—Estas muy roja...— Comenté al notar el rubor en sus mejillas.