30/08/2015, 22:55
Los perros se acercaban cada vez más, y por más que doblara esquinas los que quedaban eran más habiles que eso. El suelo estaba totalmente empapado, y lo que no resbala, enganchaba. Durante uno de esos giros bruscos con los que intentaba despistar a algún que otro animal hizo un traspie, normalmente se habria recuperado sin problemas, pero con aquella estupida lluvia no habia tenido oportunidad y habia caido. Contra la grava pocas eran las probabilidades de salir indemne de una caida.
Se levantó de un salto, con un raspón en la pierna derecha, un par de canes le dieron alcance con sus dientes por delante, pero hasta herido no eran problema para el Uchiha. Al primero lo rechazó dandole un golpe en la mandibula, el siguiente que venia más rezagado pudo evitarlo para salir por patas antes de que los demás tambien decidieran lanzarse.
Ya se habia alejado suficiente, era hora de la acción evasiva. Corriendo a lo maximo que podia ignorar el dolor se metió por un callejón sin salida y sin pararse a pensarselo empezó a escalar la pared del fondo con su chakra en la suela de la sandalia ninja. Una vez allí, se sentó en el tejado de aquel edificio. La lluvia habia aminorado un poco, pero seguia siendo bastante fuerte, tanto como para no dejar pasar ni un rayo de Sol en aquella más que oscura mañana.
Nabi bajó la mirada, los animales se habian parado en aquel callejón a mirarle y ladrarle con algo más que desprecio en sus ojos. El carmesí se apagó, habia ganado esa batalla. Él no recordaba como volver a su casa, seguramente aquellos perros en medio de aquella tormenta tampoco podrian. Esperaba que para cuando la lluvia amainara definitivamente hubieran pasado a mejores tareas que acosar a Mike, como olerse el culo mutuamente. Miro lo que le quedaba en la mano de las salchichas que habian salido inicialmente de su nevera, apenas una masa de carne aplastada durante la huida, aún así seria suficiente para que le olvidaran durante un rato.
Con un gesto de desapego lanzaria aquel amasijo de carne y para cuando los canes se volvieran a fijar en los tejados, el rubio se habria ido, saltando de tejado en tejado. ¿A donde? Ni idea, tenia la orientación de una patata, con lluvia, de una patata mojada. Su pierna sangraba, intentaba no apoyarse en ella, pero no tenia más remedio que usarla mientras siguiera pegada a su cuerpo. No supo cuanto tiempo estuvo así, ni como llego. ¿Cuantas horas llevaria divagando por toda la villa? Se sentia debil, muy debil.
Llegó a su puerta, y apenas atino a golpear la puerta con los nudillos de su diestra antes de caer inconsciente.
Se levantó de un salto, con un raspón en la pierna derecha, un par de canes le dieron alcance con sus dientes por delante, pero hasta herido no eran problema para el Uchiha. Al primero lo rechazó dandole un golpe en la mandibula, el siguiente que venia más rezagado pudo evitarlo para salir por patas antes de que los demás tambien decidieran lanzarse.
Ya se habia alejado suficiente, era hora de la acción evasiva. Corriendo a lo maximo que podia ignorar el dolor se metió por un callejón sin salida y sin pararse a pensarselo empezó a escalar la pared del fondo con su chakra en la suela de la sandalia ninja. Una vez allí, se sentó en el tejado de aquel edificio. La lluvia habia aminorado un poco, pero seguia siendo bastante fuerte, tanto como para no dejar pasar ni un rayo de Sol en aquella más que oscura mañana.
Nabi bajó la mirada, los animales se habian parado en aquel callejón a mirarle y ladrarle con algo más que desprecio en sus ojos. El carmesí se apagó, habia ganado esa batalla. Él no recordaba como volver a su casa, seguramente aquellos perros en medio de aquella tormenta tampoco podrian. Esperaba que para cuando la lluvia amainara definitivamente hubieran pasado a mejores tareas que acosar a Mike, como olerse el culo mutuamente. Miro lo que le quedaba en la mano de las salchichas que habian salido inicialmente de su nevera, apenas una masa de carne aplastada durante la huida, aún así seria suficiente para que le olvidaran durante un rato.
Con un gesto de desapego lanzaria aquel amasijo de carne y para cuando los canes se volvieran a fijar en los tejados, el rubio se habria ido, saltando de tejado en tejado. ¿A donde? Ni idea, tenia la orientación de una patata, con lluvia, de una patata mojada. Su pierna sangraba, intentaba no apoyarse en ella, pero no tenia más remedio que usarla mientras siguiera pegada a su cuerpo. No supo cuanto tiempo estuvo así, ni como llego. ¿Cuantas horas llevaria divagando por toda la villa? Se sentia debil, muy debil.
Llegó a su puerta, y apenas atino a golpear la puerta con los nudillos de su diestra antes de caer inconsciente.
—Nabi—