16/05/2018, 16:41
—¿Lo que no me gusta?
Karma se cruzó de brazos y desvió sus ojos hacia los cielos. Dejó escapar un ligero "hmm". Tras meditar sobre la cuestión durante unos segundos, afirmó:
—Pues ahora que lo dices... muchas cosas, si te soy sincera. No me gusta el olor del tabaco, no me gusta que la gente tosa en la calle sin cubrirse la boca con la mano o escupa al suelo, tampoco me agradan los hombres que ya están bebiendo antes de las doce del medio día —fue enumerando, una por una, sin detenerse a tomar aire—. Detesto estar rodeada de mucha gente, o verme en lugares muy oscuros. Tampoco me agradan las personas que dejan sus cosas desordenadas.
»Los que hablan a grito pelado me asustan. Tampoco soporto los entrenamientos de Taijutsu. La gente que desprecia a otros me repugna. Las serpientes me intimidan. Tratar mal cualquier tipo de libro me parece un pecado. Los perros y sus ladridos me parecen extremadamente molestos. No me gusta el...
Era como si le hubiesen dado cuerda. Siguió y siguió ad infinitum.
Karma se cruzó de brazos y desvió sus ojos hacia los cielos. Dejó escapar un ligero "hmm". Tras meditar sobre la cuestión durante unos segundos, afirmó:
—Pues ahora que lo dices... muchas cosas, si te soy sincera. No me gusta el olor del tabaco, no me gusta que la gente tosa en la calle sin cubrirse la boca con la mano o escupa al suelo, tampoco me agradan los hombres que ya están bebiendo antes de las doce del medio día —fue enumerando, una por una, sin detenerse a tomar aire—. Detesto estar rodeada de mucha gente, o verme en lugares muy oscuros. Tampoco me agradan las personas que dejan sus cosas desordenadas.
»Los que hablan a grito pelado me asustan. Tampoco soporto los entrenamientos de Taijutsu. La gente que desprecia a otros me repugna. Las serpientes me intimidan. Tratar mal cualquier tipo de libro me parece un pecado. Los perros y sus ladridos me parecen extremadamente molestos. No me gusta el...
Era como si le hubiesen dado cuerda. Siguió y siguió ad infinitum.