17/05/2018, 16:49
Karma asintió con actitud avergonzada. No sabía cómo de pesado era el tomo, exactamente, pero la kunoichi rezaba para que no lo fuese en demasía, o cargar con él de vuelta a Uzugakure se le haría un suplicio.
Le siguió el ritmo al pelirrojo con todo su ahínco. Este les terminó llevando a uno de los extremos de la ciudad, cercano a una de sus múltiples salidas. Karma esperaba que Keisuke estuviese en lo cierto respecto a la localización de la librería, pero no hubo oportunidad de comprobarlo.
—¿Escuchas algo?
—¿Hmm? —la uzujin arrimó la oreja, pero no percibió nada fuera de lo normal—. ¿Aparte del barullo de la gente? No.
Le siguió el ritmo al pelirrojo con todo su ahínco. Este les terminó llevando a uno de los extremos de la ciudad, cercano a una de sus múltiples salidas. Karma esperaba que Keisuke estuviese en lo cierto respecto a la localización de la librería, pero no hubo oportunidad de comprobarlo.
—¿Escuchas algo?
—¿Hmm? —la uzujin arrimó la oreja, pero no percibió nada fuera de lo normal—. ¿Aparte del barullo de la gente? No.