18/05/2018, 00:37
—¿No?— Pregunté curioso, mi sentido de la audición no era el mejor, pero tampoco estaba mal. —Estoy seguro de que oí a alguien pidiendo ayuda.— Aseguré mientras mi cabeza se movía como un ventilador a todos lados buscando la persona que había emitido aquel sonido.
—AUXILIOOOOOOOOOOO!
El grito se veía apaciguado por los constante cánticos de los vendedores, el murmullo de la gente, aquel anciano tosiendo y los niños corriendo, por esa mujer que estaba casi a nuestro lado manifestando su insatisfacción por la calidad de algo que no llegué a escuchar, lo que sí podía asegurar es que alguien necesitaba ayuda.
Karma por su parte seguía ajena a lo que me refería, después de todo ella no lograba escuchar el llamado de ayuda.
—Vamos! Es por aquí!— Tomé a la chica de la muñeca y caminé rápidamente hacia las afueras de la ciudad, arrastrándola conmigo.
Fueron necesarios unos cuantos segundos para que encontrásemos a la persona que gritaba alarmada, ante nuestros ojos veríamos a una chica de cabellera castaña oscura, con harapos viejos, sucios, rasgados, cada hueco dejaba ver que su piel estaba sucia; ella estaba llorando sobre el cuerpo de alguien que nosotros no veríamos con exactitud, lo que era cierto es que su voz quebrada explicaba lo suficiente. —L-Lo sien-siento...— Tartamudeó. —Nadie viene, nadie ayuda a los necesitados.— Abrazó más fuerte a su hermano y esté emitió un sonido ahogado. —N-no... No te mueras!!
—AUXILIOOOOOOOOOOO!
El grito se veía apaciguado por los constante cánticos de los vendedores, el murmullo de la gente, aquel anciano tosiendo y los niños corriendo, por esa mujer que estaba casi a nuestro lado manifestando su insatisfacción por la calidad de algo que no llegué a escuchar, lo que sí podía asegurar es que alguien necesitaba ayuda.
Karma por su parte seguía ajena a lo que me refería, después de todo ella no lograba escuchar el llamado de ayuda.
—Vamos! Es por aquí!— Tomé a la chica de la muñeca y caminé rápidamente hacia las afueras de la ciudad, arrastrándola conmigo.
Fueron necesarios unos cuantos segundos para que encontrásemos a la persona que gritaba alarmada, ante nuestros ojos veríamos a una chica de cabellera castaña oscura, con harapos viejos, sucios, rasgados, cada hueco dejaba ver que su piel estaba sucia; ella estaba llorando sobre el cuerpo de alguien que nosotros no veríamos con exactitud, lo que era cierto es que su voz quebrada explicaba lo suficiente. —L-Lo sien-siento...— Tartamudeó. —Nadie viene, nadie ayuda a los necesitados.— Abrazó más fuerte a su hermano y esté emitió un sonido ahogado. —N-no... No te mueras!!