18/05/2018, 15:06
Kisho la llamó "linda" una vez más, ¿cuántas veces iban ya? ¿Cuatro, cinco? Karma no supo cómo lidar con los sentimientos enfrentados que nacieron en su pecho. Se le hizo un nudo en la garganta. Por un lado era agradable, sin lugar a dudas, pero por otro no le gustaba. Al fin y al cabo no lo conocía de nada, por no mencionar que no estaba en absoluto habituada a tales ocurrencias. Las sensaciones enfrentadas le removían el estómago.
—No, no, insisto, Kisho-san, como dama que soy, que mejor que sea el hombre el que entre primero —argumentó, temerosa de recibir un ataque por la espalda—. Como seguro que te habrás fijado, soy muy débil. Necesito que un chico fuerte como tú despeje el camino, no vaya a ser que nos topemos con un oso o algo.
Una mentira piadosa, nada de lo que lamentarse. Los ninja debían de ser maestros del engaño, ¿no? Karma no era una maestra, ni por asomo, pero lo intentaba.
—No, no, insisto, Kisho-san, como dama que soy, que mejor que sea el hombre el que entre primero —argumentó, temerosa de recibir un ataque por la espalda—. Como seguro que te habrás fijado, soy muy débil. Necesito que un chico fuerte como tú despeje el camino, no vaya a ser que nos topemos con un oso o algo.
Una mentira piadosa, nada de lo que lamentarse. Los ninja debían de ser maestros del engaño, ¿no? Karma no era una maestra, ni por asomo, pero lo intentaba.