Aguas calientes

[Uchiha Datsue]

Uchiha Datsue no se caracterizaba por madrugar, precisamente. La fama que arrastraba —bien merecida— era de justamente lo contrario. No obstante, y con todo lo que le estaba sucediendo a Aiko, aquel día se levantó especialmente temprano. No había logrado dormir mucho —Shukaku se había cebado especialmente con él aquella noche, enfocándose más que de costumbre en las muertes de Aiko—, y tenía unas ojeras que espantaban.

Se duchó en agua fría para tratar de despejarse, y se aplicó crema hidratante en la cara como acostumbraba a hacer desde hacía un tiempo —en un vano intento por eliminar dichas ojeras—, para luego bajar a la pequeña churrería que había en frente del hotel, donde había quedado con Keisuke para desayunar.

Cuando el amejin llegó, Datsue ya se había zampado una docena de churros —que empapaba en un chocolate líquido y espeso que le habían traído en una tacita—. También un zumo de naranja, y un café.

—En efecto, Keisuke. Ya he desayunado —respondió. Llamó a la camarera con un gesto de mano para que atendiese al amejin—. Otro café con leche para mí, por favor.

»He estado pensando, Keisuke —dijo, tras un rato—. Y creo saber cuáles serán mis próximos pasos.