20/05/2018, 13:23
La muchacha alternó su mirada entre el rostro de Kisho y su mano repetidas veces. Finalmente se decidió —aunque con claro desasosiego— a tomarla. Una sensación extraña se apoderó de ella. Nunca le había dado la mano a nadie, ni siquiera a uno de sus progenitores. Se sonrojó sin percatarse de ello.
«Bueno, al menos parece que sabe llegar hasta la misteriosa playa, O ESO ESPERO». Se dejó llevar y dirigir, aunque todavía se mantenía atenta a sus alrededores.
—Bueno, pues... protégeme y eso, Kisho-san.
«Bueno, al menos parece que sabe llegar hasta la misteriosa playa, O ESO ESPERO». Se dejó llevar y dirigir, aunque todavía se mantenía atenta a sus alrededores.
—Bueno, pues... protégeme y eso, Kisho-san.