20/05/2018, 23:52
Los dos mastodontes no parecían tener intención de ceder, pero los dos jovenes a su vez tampoco. Poco a poco, el ambiente se volvió mas turbio, y el resto de comensales comenzaron a ponerse nerviosos. El dueño por su parte, no estaba seguro de lo que hacer excepto de hacer gestos a los que estaban en la cocina por si debían escapar por la puerta trasera.
— ¿¡En serio!? no podéis ponerme un dedo encima, porque dejaríais de cobrar. Por no hablar que de hacerlo puedo daros una paliza a ambos. Soy el mejor alumno de Tekken, y lo sabéis.
«¿Te-que?» Ryuko se extraño cuando hizo mención a lo que podía resultar ser algún tipo de arte marcial. Apenas llevaba unos días alejada de su aldea, y estaba deseosa por conocer mundo como el que mas, pero desde luego no quería conocerlo de aquella forma.
— ¿Y si te corto la cabeza y pido un rescate por tu cuerpo, mocoso? Quizás sea mi último sueldo, pero lo celebraré rodeado de golfas y mucho alcohol... — dijo tras amenazar nuevamente con el arma ya desenfundada.
— ¡¡Basta ya!! ¡No permitiré que haya ningún tipo de trifulca dentro de mi local! ¡Largaos a pelear a la calle!
Las voces del dueño del restaurante a pleno pulmón hizo que Ryuko se girase en gesto de sorpresa; parecía un simple ciudadano pero desde luego agallas no le faltaban. Dio un golpe sobre la barra enfrente de Etsu, manteniendo los brazos erguidos y con un gran desagrado en su rostro. Si alguien destrozaba su local, seguramente pagaría hasta el ultimo de los cristales rotos.
«¿En que están pensando esos dos? Ninguno de los dos parece preocupado por la situación.» Y Akane, terminó su plato, y ya estaba comenzando a devorar el de Etsu. «No, si desde luego el otro tonto no es...»
— ¿¡En serio!? no podéis ponerme un dedo encima, porque dejaríais de cobrar. Por no hablar que de hacerlo puedo daros una paliza a ambos. Soy el mejor alumno de Tekken, y lo sabéis.
«¿Te-que?» Ryuko se extraño cuando hizo mención a lo que podía resultar ser algún tipo de arte marcial. Apenas llevaba unos días alejada de su aldea, y estaba deseosa por conocer mundo como el que mas, pero desde luego no quería conocerlo de aquella forma.
— ¿Y si te corto la cabeza y pido un rescate por tu cuerpo, mocoso? Quizás sea mi último sueldo, pero lo celebraré rodeado de golfas y mucho alcohol... — dijo tras amenazar nuevamente con el arma ya desenfundada.
— ¡¡Basta ya!! ¡No permitiré que haya ningún tipo de trifulca dentro de mi local! ¡Largaos a pelear a la calle!
Las voces del dueño del restaurante a pleno pulmón hizo que Ryuko se girase en gesto de sorpresa; parecía un simple ciudadano pero desde luego agallas no le faltaban. Dio un golpe sobre la barra enfrente de Etsu, manteniendo los brazos erguidos y con un gran desagrado en su rostro. Si alguien destrozaba su local, seguramente pagaría hasta el ultimo de los cristales rotos.
«¿En que están pensando esos dos? Ninguno de los dos parece preocupado por la situación.» Y Akane, terminó su plato, y ya estaba comenzando a devorar el de Etsu. «No, si desde luego el otro tonto no es...»