21/05/2018, 22:06
Kisho denegó el apoyo que su acompañante le ofrecía, alegando que estaba bien. A Karma le pareció pura bravuconería, pero si el joven quería comportarse así, a ella no le iba a arrebatar el sueño.
Casi inmediatamente después el Hyuga se tropezó de una forma bien cómica, a lo que —comprensiblemente— espetó unos cuantos improperios. Karma se rió por lo bajo, entretenida con el espectáculo improvisado del que el kusajin era la estrella.
—Ten cuidado, Kisho-san, está muy oscuro por aquí —le dijo.
Karma observó por el rabillo del ojo, de casualidad, el deplorable estado de la extremidad del muchacho. Su sonrisa se apagó como una llama indiscreta en la profundidad de la noche.
—¿Seguro que no quieres que le eche un vistazo a eso? No tiene buena pinta —consultó, esta vez con seriedad.
Casi inmediatamente después el Hyuga se tropezó de una forma bien cómica, a lo que —comprensiblemente— espetó unos cuantos improperios. Karma se rió por lo bajo, entretenida con el espectáculo improvisado del que el kusajin era la estrella.
—Ten cuidado, Kisho-san, está muy oscuro por aquí —le dijo.
Karma observó por el rabillo del ojo, de casualidad, el deplorable estado de la extremidad del muchacho. Su sonrisa se apagó como una llama indiscreta en la profundidad de la noche.
—¿Seguro que no quieres que le eche un vistazo a eso? No tiene buena pinta —consultó, esta vez con seriedad.