21/05/2018, 22:30
Karma fijó su campo de visión sobre los recién llegados con la misma brusquedad de la que un gato asustado haría gala. El aspecto de estos —especialmente el del tipo que blandía la maza— era intimidante y evocaba un solo término en la mente de la kunoichi: "problemas".
La muchacha hizo mutis a lo largo del diálogo, no porque quisiese, si no porque se sentía demasiado asustada como para ser capaz de mediar palabra. Era un hecho sutil, tanto que ni ella misma era consciente, pero las manos le temblaban.
—N-No había ninguna cadena —respondió tras armarse de valor, el miedo tintando su semblante.
«¡¿En qué me he metido?!», exclamó, angustiada. «¿Nos dejarán en paz cuando se den cuenta de que no sabemos nada...? No, nunca es tan simple, nunca es tan simple... ¿debería correr, o buscar mis agujas? Intentaron matar a ese tipo, dudo que se lo piensen dos veces a la hora de matarnos a nosotros...».
Las piernas no le reaccionaban; era como si las tuviese ancladas al suelo.
La muchacha hizo mutis a lo largo del diálogo, no porque quisiese, si no porque se sentía demasiado asustada como para ser capaz de mediar palabra. Era un hecho sutil, tanto que ni ella misma era consciente, pero las manos le temblaban.
—N-No había ninguna cadena —respondió tras armarse de valor, el miedo tintando su semblante.
«¡¿En qué me he metido?!», exclamó, angustiada. «¿Nos dejarán en paz cuando se den cuenta de que no sabemos nada...? No, nunca es tan simple, nunca es tan simple... ¿debería correr, o buscar mis agujas? Intentaron matar a ese tipo, dudo que se lo piensen dos veces a la hora de matarnos a nosotros...».
Las piernas no le reaccionaban; era como si las tuviese ancladas al suelo.