21/05/2018, 23:45
Y para cuando se quiso dar cuenta, su carrera por labrar un mejor renombre al estilo de pelea familiar le había llevado a un lugar donde no parecía llegar la luz del sol. La penumbra era casi asfixiante, por no hablar de ese extraño olor procedente de los árboles y lo que no eran árboles. Si, además de los usuales vegetales, el bosque en el que se encontraban los Inuzuka estaba plagado de... setas. Las esporas vagaban sutilmente en el aire, dando un liviano color verdoso al mismo. En realidad, apenas era perceptible, tan solo lo era en los lugares donde mas setas se conglomeraban.
—¡Yiiiiiah~! ¡TAP!
Con el bramido del chico, y el sonido de su puño desnudo golpeando la maleza de un árbol, una nube de esporas se precipitó hacia el de rastas. Antes de que ésta precipitada tormenta de esporas llegase a su cuerpo, el chico retrocedió un par de saltos, evitando el contacto.
—¿Ves Akane? así es como se hace un buen juego de pies. Es tan importante el método de golpeo, como la destreza con la que te mueves para mantener las distancias —aclaró a un huskie que miraba a unos cuantos metros de su posición, atento como el que más.
Cuando la nube de esporas terminó de afianzarse sobre el suelo, el chico volvió a acercarse. Tomó su posición de guardia, haciendo gala de su alto adiestramiento en el Tekken, tomó aire y bajó apenas unas milésimas la guardia con la misma respiración. Apenas terminó de hacerlo, volvió a golpear de manera rotunda en el árbol. Era ya la número cuatrocientos, y la superficie del árbol ya se veía claramente dañada. De nuevo, volvió a retroceder ese par de saltos.
—¿Ves? juego de pies de nuevo. Éste movimiento es la segunda base de nuestro estilo familiar, es la llamada sombra.
—¡Wouf! —confirmó Akane.
El chico se tomó otro leve descanso, y miró a su huskie —en realidad, al golpear se debe tener especial atención a la respiración. Es la tercera base, nuestro tercer pilar. Pero eso... mejor dejarlo para la siguiente clase.
Si, así era, para ojos de cualquiera, un rastas le estaba enseñando taijutsu a un perro. No tenía ni pies ni cabeza, pero así era. Quizás la bandana que el chico portaba delataba que ninguno de los dos eran meros transeúntes, o civiles...
—¡Yiiiiiah~! ¡TAP!
Con el bramido del chico, y el sonido de su puño desnudo golpeando la maleza de un árbol, una nube de esporas se precipitó hacia el de rastas. Antes de que ésta precipitada tormenta de esporas llegase a su cuerpo, el chico retrocedió un par de saltos, evitando el contacto.
—¿Ves Akane? así es como se hace un buen juego de pies. Es tan importante el método de golpeo, como la destreza con la que te mueves para mantener las distancias —aclaró a un huskie que miraba a unos cuantos metros de su posición, atento como el que más.
Cuando la nube de esporas terminó de afianzarse sobre el suelo, el chico volvió a acercarse. Tomó su posición de guardia, haciendo gala de su alto adiestramiento en el Tekken, tomó aire y bajó apenas unas milésimas la guardia con la misma respiración. Apenas terminó de hacerlo, volvió a golpear de manera rotunda en el árbol. Era ya la número cuatrocientos, y la superficie del árbol ya se veía claramente dañada. De nuevo, volvió a retroceder ese par de saltos.
—¿Ves? juego de pies de nuevo. Éste movimiento es la segunda base de nuestro estilo familiar, es la llamada sombra.
—¡Wouf! —confirmó Akane.
El chico se tomó otro leve descanso, y miró a su huskie —en realidad, al golpear se debe tener especial atención a la respiración. Es la tercera base, nuestro tercer pilar. Pero eso... mejor dejarlo para la siguiente clase.
Si, así era, para ojos de cualquiera, un rastas le estaba enseñando taijutsu a un perro. No tenía ni pies ni cabeza, pero así era. Quizás la bandana que el chico portaba delataba que ninguno de los dos eran meros transeúntes, o civiles...
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~