24/05/2018, 11:45
(Última modificación: 24/05/2018, 14:28 por Amedama Daruu.)
Se lo pensó un par de veces antes de apoyar la mano en el picaporte y abrir la puerta de la primera sala de combate del tercer piso de la Torre de la Academia, donde había acordado encontrarse con Aotsuki Zetsuo, reputado y temible jounin y ácido director de hospital de Amegakure. Se lo pensó porque, precisamente, no lo había acordado. Lo había decidido unilateralmente, y había trasladado esa decisión a su hija, Aotsuki Ayame. Quién sabía si realmente Zetsuo habría aceptado la propuesta y ya se encontraba allí, sentado con la espalda apoyada en la pared del fondo, en cuyo caso era normal que uno se plantease si entrar o no, porque Zetsuo no era un hombre paciente —probablemente, no asistir a la cita tendría peores consecuencias, sí. O, quizás, Zetsuo, por mera tozudez, como no había acordado antes estar allí, ni siquiera se había presentado.
Allí no había nadie, no obstante. Sólo el ring, pequeño, destinado a practicar posturas de Taijutsu. Y la afamada pared. Por imitar una de las posibilidades que había barajado, el muchacho se acercó a ella y tomó asiento, apoyando su espalda allí.
El tiempo diría si Aotsuki Zetsuo se presentaría finalmente a la cita o si le dejaría plantado, como a una colegiala en el día del baile de fin de curso.
Allí no había nadie, no obstante. Sólo el ring, pequeño, destinado a practicar posturas de Taijutsu. Y la afamada pared. Por imitar una de las posibilidades que había barajado, el muchacho se acercó a ella y tomó asiento, apoyando su espalda allí.
El tiempo diría si Aotsuki Zetsuo se presentaría finalmente a la cita o si le dejaría plantado, como a una colegiala en el día del baile de fin de curso.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)