29/05/2018, 17:27
Observar el daño causado en sus oponentes —en especial el claro malestar que mostraba Hikari— le produjo a la uzujin un placentero escalofrío que apaciguó su miedo. El sufrimiento del dúo la llevó a regocijarse, a pesar de que a nivel consciente la muchacha ni comprendía el motivo por el que sentía alegría en el pecho ni una media sonrisa en los labios.
Quería seguir combatiendo a pesar de que sabía que si se centraban en ella saldría mal parada. Lo que fuese en tal de hacerles sufrir más. «Idiotas, ignorándome completamente. Soy una inútil, pero nunca hay que darle la espalda a un posible enemigo... ¡idiotas!». No le quedaban agujas ni veneno, la única opción restante era lanzarse y recurrir al combate físico. La joven se lo planteó, a pesar de su frágil complexión...
Afortunadamente para ella, la orden de Keisuke le devolvió el suficiente sentido común como para acatar y retirarse junto al pelirrojo. Sin armas ni ninguna técnica a distancia, era seguro que Karma hubiera terminado herida o peor.
De vuelta en las ajetreadas calles de la capital, Karma mostró un semblante ausente. La única respuesta que dedicó al monólogo del shinobi fue un fugaz asentimiento. Saber que le había perforado el pulmón a Hikari le hacía sentir un insidioso placer, algo que la repugnaba ahora que había vuelto a sus cabales.
—Un destornillador, una cadena y dos matones... —enumeró—. Me pregunto qué hay detrás de todo esto... supongo que esa cadena es muy importante si están dispuestos a matar por ella.
Quería seguir combatiendo a pesar de que sabía que si se centraban en ella saldría mal parada. Lo que fuese en tal de hacerles sufrir más. «Idiotas, ignorándome completamente. Soy una inútil, pero nunca hay que darle la espalda a un posible enemigo... ¡idiotas!». No le quedaban agujas ni veneno, la única opción restante era lanzarse y recurrir al combate físico. La joven se lo planteó, a pesar de su frágil complexión...
Afortunadamente para ella, la orden de Keisuke le devolvió el suficiente sentido común como para acatar y retirarse junto al pelirrojo. Sin armas ni ninguna técnica a distancia, era seguro que Karma hubiera terminado herida o peor.
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De vuelta en las ajetreadas calles de la capital, Karma mostró un semblante ausente. La única respuesta que dedicó al monólogo del shinobi fue un fugaz asentimiento. Saber que le había perforado el pulmón a Hikari le hacía sentir un insidioso placer, algo que la repugnaba ahora que había vuelto a sus cabales.
—Un destornillador, una cadena y dos matones... —enumeró—. Me pregunto qué hay detrás de todo esto... supongo que esa cadena es muy importante si están dispuestos a matar por ella.