4/09/2015, 20:33
- La verdad es un hermoso lugar, sin duda.- dijo el shinobi casi hablándole al viento, dio unos pasos más, con toda certeza tenía ganas de saber más sobre aquel rinconcito de paz – Aoyama, te agradezco el consejo.- haciendo referencia a las palabras anteriores de aprovechar su visita – La verdad me encantaría conocerlo, si me pudieras dar un corto paseo, si no tienes nada que hacer por ¡supuesto!.- aclaro rápidamente Ichiro que no quería molestar a Yoshimitsu en lo que estaba haciendo en aquel lugar, ya que lo acababa de conocer.
Tampoco podía olvidar el verdadero objetivo que tenía ese viaje, Ichiro debía entrenar. Esta vez se había dejado ir demasiado. Cuando la lluvia había parado, él se tendría que haber detenido, pero su inconsciente lo traslado a ese lugar espiritual, casi cuna de dioses, donde reinaba la paz.
Cuando estuviera un poco más descansado entrenaría, además de que la sed y el hambre ya se sentían un problema, no quería agobiar a la primera persona que se le había acercado. Esperaría un momento para contarle sus otras angustias.
Ahí estaba el shinobi, fuera de su país, el mapa que había conseguido era casi que inútil en aquellos momentos, pero no estaba arrepentido, después de todo, no parecía haber sido todo en vano, le sacaría provecho, el lugar, parecía ideal para encontrarse con sus propias ideas y poder entrenar.
Alma, cuerpo y mente. Tres cosas, trabajando como una sola.
Tampoco podía olvidar el verdadero objetivo que tenía ese viaje, Ichiro debía entrenar. Esta vez se había dejado ir demasiado. Cuando la lluvia había parado, él se tendría que haber detenido, pero su inconsciente lo traslado a ese lugar espiritual, casi cuna de dioses, donde reinaba la paz.
Cuando estuviera un poco más descansado entrenaría, además de que la sed y el hambre ya se sentían un problema, no quería agobiar a la primera persona que se le había acercado. Esperaría un momento para contarle sus otras angustias.
Ahí estaba el shinobi, fuera de su país, el mapa que había conseguido era casi que inútil en aquellos momentos, pero no estaba arrepentido, después de todo, no parecía haber sido todo en vano, le sacaría provecho, el lugar, parecía ideal para encontrarse con sus propias ideas y poder entrenar.
Alma, cuerpo y mente. Tres cosas, trabajando como una sola.