4/06/2018, 20:05
La uzujin no se estaba imaginando cosas: la gente a su alrededor les estaba prestando una atención que era, por decirlo con un eufenismo elegante, anormal. Al pelirrojo no le gustó la situación y le indicó a la muchacha que sería buena idea cambiar de dirección y andar por otros caminos. Temiendo más peligro, Karma asintió y no perdió de vista a su inesperado "camarada".
A partir de ese momento la pelivioleta se aseguró de avanzar con la guardia bien alta, o lo más alta que una genin inexperta como ella podía.
—Creo que alguien nos sigue.
La kunoichi sintió un estridente escalofrío en la espalda. De forma frenética —aunque trató de disimularlo— se puso a buscar algún tipo de viandante sospechoso o indicio de actividad preocupante. No tardó en dar con una pequeña de cabellos azabache, vestida con harapos, que parecía más que empeñada en tomar la misma dirección que la pareja y doblar las mismas esquinas.
—Keisuke-san... esa niña... ¿la ves? —susurró, mirando al frente, queriendo hacer como que no pasaba nada.
A partir de ese momento la pelivioleta se aseguró de avanzar con la guardia bien alta, o lo más alta que una genin inexperta como ella podía.
—Creo que alguien nos sigue.
La kunoichi sintió un estridente escalofrío en la espalda. De forma frenética —aunque trató de disimularlo— se puso a buscar algún tipo de viandante sospechoso o indicio de actividad preocupante. No tardó en dar con una pequeña de cabellos azabache, vestida con harapos, que parecía más que empeñada en tomar la misma dirección que la pareja y doblar las mismas esquinas.
—Keisuke-san... esa niña... ¿la ves? —susurró, mirando al frente, queriendo hacer como que no pasaba nada.