5/06/2018, 13:52
—Perfectamente.— Aseguré a la kunoichi mientras seguíamos caminando sin rumbo fijo, realmente no conocía todas las calles de Yamiria, por lo que hace un par de cruces se podría decir que había perdido la ubicación inicial y ahora nos encontrabamos en una zona no explorada por mi. —¿Sabes dónde estamos?— Consulté con Karma.
Aunque después de un par de minutos de estar rondando en mi cabeza me detuve del todo. —Es estúpido que huyamos de una niña tan pequeña.— Admití a la pelimorada ya cansado de dar tantas vueltas queriendo perderla, ciertamente estaba ahí, siguiéndonos y no solamente ese era su único objetivo...
Ahora nos encontrábamos en un sector aislado, sólo; podría describirse como oscuro, peligroso, no se escuchaba el ruido de los vendedores de las calles principales, incluso estas calles eran un poco más estrechas y el último cruce fue la peor decisión porque esa vereda en dónde estábamos no tenía salida, estaba rodeada de grandes paredes. —Sólo... Volvamos por donde vinimos.— Sugerí mientras me disponía a retomar el camino de regreso.
La figura de la niña se posó en el medio de aquella angosta calle, nos miró a ambos y finalmente dijo algo por primera vez. —Son malos! muy malos! ¿Cómo se atreven a entrometerse entre los planes de Hana-sama!— Recriminó la chiquilla mientras nos señalaba con su dedo índice.
—No sabemos quien es ella, debe ser un malentendido, ya nos vamos, con permiso.— Respondí para luego retornar la caminata hacia la única salida, pero tras dar dos pasos más la figura de la niña se vio opacada por varias sombras más, no estaba sola...
Aunque después de un par de minutos de estar rondando en mi cabeza me detuve del todo. —Es estúpido que huyamos de una niña tan pequeña.— Admití a la pelimorada ya cansado de dar tantas vueltas queriendo perderla, ciertamente estaba ahí, siguiéndonos y no solamente ese era su único objetivo...
Ahora nos encontrábamos en un sector aislado, sólo; podría describirse como oscuro, peligroso, no se escuchaba el ruido de los vendedores de las calles principales, incluso estas calles eran un poco más estrechas y el último cruce fue la peor decisión porque esa vereda en dónde estábamos no tenía salida, estaba rodeada de grandes paredes. —Sólo... Volvamos por donde vinimos.— Sugerí mientras me disponía a retomar el camino de regreso.
La figura de la niña se posó en el medio de aquella angosta calle, nos miró a ambos y finalmente dijo algo por primera vez. —Son malos! muy malos! ¿Cómo se atreven a entrometerse entre los planes de Hana-sama!— Recriminó la chiquilla mientras nos señalaba con su dedo índice.
—No sabemos quien es ella, debe ser un malentendido, ya nos vamos, con permiso.— Respondí para luego retornar la caminata hacia la única salida, pero tras dar dos pasos más la figura de la niña se vio opacada por varias sombras más, no estaba sola...