5/06/2018, 20:27
Continuaron deambulando por los intestinos de Yamiria, dejando atrás, lenta pero inexorablemente, la vivacidad y seguridad de las calles principales.
—No tengo ni idea, solo he venido a la capital un par de veces... —le contestó, nerviosa.
Finalmente Keisuke se hartó de la situación y argumentó que tratar de evitar a una infante de aspecto inofensivo como era la perseguidora resultaba estúpido. En condiciones normales Karma le habría dado la razón, pero tras lo ocurrido con el par de matones, la médica ya no sabía qué pensar...
En cualquiera de los casos, el pelirrojo no contuvo su avance, a pesar de sus firmes palabras. Esto les llevó a cometer un error que en breves se decidiría si iba a resultar fatal o no: terminaron internándose en su tenebroso callejón sin salida. El ambiente de la zona en la que se habían metido no era bueno, pero esa terminación de la vía se llevaba la palma.
—Sólo... Volvamos por donde vinimos.
—Vale...
Pero la salida estaba bloqueada por una figura: la de la misteriosa niña harapienta. La susodicha aseguró, bien descontenta, que se habían entrometido en los planes de un tal "Hana-sama". «¿De qué demonios está hablando?», pensó la fémina. ¿Tendría que ver con la dichosa cadena robada?
Karma solo quería salir de allí y volver a la villa como alma llevada por el diablo. El último inciso de Keisuke la llevó a asentir. Quiso seguirle y abandonar el callizo, mas un número indeterminado de individuos hizo acto de presencia, bloqueando la única salida.
—No, joder, no... —farfulló.
—No tengo ni idea, solo he venido a la capital un par de veces... —le contestó, nerviosa.
Finalmente Keisuke se hartó de la situación y argumentó que tratar de evitar a una infante de aspecto inofensivo como era la perseguidora resultaba estúpido. En condiciones normales Karma le habría dado la razón, pero tras lo ocurrido con el par de matones, la médica ya no sabía qué pensar...
En cualquiera de los casos, el pelirrojo no contuvo su avance, a pesar de sus firmes palabras. Esto les llevó a cometer un error que en breves se decidiría si iba a resultar fatal o no: terminaron internándose en su tenebroso callejón sin salida. El ambiente de la zona en la que se habían metido no era bueno, pero esa terminación de la vía se llevaba la palma.
—Sólo... Volvamos por donde vinimos.
—Vale...
Pero la salida estaba bloqueada por una figura: la de la misteriosa niña harapienta. La susodicha aseguró, bien descontenta, que se habían entrometido en los planes de un tal "Hana-sama". «¿De qué demonios está hablando?», pensó la fémina. ¿Tendría que ver con la dichosa cadena robada?
Karma solo quería salir de allí y volver a la villa como alma llevada por el diablo. El último inciso de Keisuke la llevó a asentir. Quiso seguirle y abandonar el callizo, mas un número indeterminado de individuos hizo acto de presencia, bloqueando la única salida.
—No, joder, no... —farfulló.