10/06/2018, 22:33
La chica aguardaría vigilando el interior de la casa, mientras que el cenobita se atrevería a observar el exterior; tal y como lo habían propuesto, no tardaron en ponerse manos a la obra. La chica, apenas iluminada por la luz que desprendía su arma, comenzó a deambular por los escasos pasillos de la casa, donde apenas comenzada su exploración pudo denotar que solo había un pasillo. Éste pasillo daba una curva en angulo recto, y dejando atrás la mencionada habitación del señor y la señora de la casa, tan solo aguardaban a la curva un servicio y un pequeño cuarto. Todos y cada uno de los habitáculos de la casa estaban en completo silencio, y en total oscuridad. Cada cuál en su respectiva cama —quitando el hecho de la pareja— todos parecían dormir, ajenos totalmente de lo que los chicos habían sentido.
Por su parte, Karmaru se adentró en la penumbra de la noche, que iluminada por la gran luna que decoraba el cielo, pudo ver las solitarias calles de la aldea. Ni un solo alma asomaba a la calle, nada ni nadie vacilaba a la oscuridad. Todo en completo silencio, y sin luces mas que la proporcionada por el gran elipse blanco sobre su cabeza. No había ni rastro de la luz verde, ni de persona alguna que pudiese haber gritado.
Por su parte, Karmaru se adentró en la penumbra de la noche, que iluminada por la gran luna que decoraba el cielo, pudo ver las solitarias calles de la aldea. Ni un solo alma asomaba a la calle, nada ni nadie vacilaba a la oscuridad. Todo en completo silencio, y sin luces mas que la proporcionada por el gran elipse blanco sobre su cabeza. No había ni rastro de la luz verde, ni de persona alguna que pudiese haber gritado.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~