12/06/2018, 00:13
«En Arashi no kuni, estaría lloviendo irremediablemente, aquí el tiempo no tiene idea de que hacer» era el pensamiento de la kunoichi de cabellos dorados mientras miraba las nubes, no era la primera vez que estaba fuera de su tierra natal, la tierra del eterno llanto. La Amejin estaba en aquellos lares por un pedido de sus padres, la gran tarea de comprar el té porque se había acabado.
Inicialmente, debido al clima de su país de origen, había salido con una capa impermeable, capa que desde que había salido del país de la tormenta estuvo guardada. El resto de su indumentaria contaba de una camiseta de color negro sin magas, de cuello alto y que dejaba la zona de las clavículas y parte de la espalda al descubierto, una falda de color morado y por debajo lo que parecía ser unas calzas de redecilla, el cabellos atado como rodete en lo posterior de su cabeza y la banda ninja de Amegakure al cuello.
La chica venia soportando dentro de todo, bien su viaje en barco, sentía un poco de mareos por el constante mecerse de la embarcación, pero no sentía nauseas. Ella iba en la parte posterior de la embarcación respirando el aire que ofrecía el mar, fresco y le daba una leve picazón la sal del mismo mar. La kunoichi jugaba con un shuriken en su mano, haciéndolo girar una y otra vez en su dedo y su mente ocupada pensando en que se perdería de participar de los exámenes Chuunin, pero estaría allí para observar los combates, aprendería algo para los siguientes exámenes, aunque lo mas probable era que en los siguientes no se enfrente a los actuales aspirantes al rango, si conocería de las habilidades de los mismos. Pero termino por salir de sus pensamiento en el momento en que oyó algo....algo particularmente repugnante, pero que le preocuparía a cualquiera.
La kunoichi Amejin se acerco y fue ahí cuando el evidente brillo de su banda ninja le dijo que ella también era una kunoichi, pero no lograba notar su origen -¿Te sientes bien kunoichi-san? te ves muy pálida- por su tono, siempre suave y melodioso, se notaba cierta preocupación por su estado de salud
Inicialmente, debido al clima de su país de origen, había salido con una capa impermeable, capa que desde que había salido del país de la tormenta estuvo guardada. El resto de su indumentaria contaba de una camiseta de color negro sin magas, de cuello alto y que dejaba la zona de las clavículas y parte de la espalda al descubierto, una falda de color morado y por debajo lo que parecía ser unas calzas de redecilla, el cabellos atado como rodete en lo posterior de su cabeza y la banda ninja de Amegakure al cuello.
La chica venia soportando dentro de todo, bien su viaje en barco, sentía un poco de mareos por el constante mecerse de la embarcación, pero no sentía nauseas. Ella iba en la parte posterior de la embarcación respirando el aire que ofrecía el mar, fresco y le daba una leve picazón la sal del mismo mar. La kunoichi jugaba con un shuriken en su mano, haciéndolo girar una y otra vez en su dedo y su mente ocupada pensando en que se perdería de participar de los exámenes Chuunin, pero estaría allí para observar los combates, aprendería algo para los siguientes exámenes, aunque lo mas probable era que en los siguientes no se enfrente a los actuales aspirantes al rango, si conocería de las habilidades de los mismos. Pero termino por salir de sus pensamiento en el momento en que oyó algo....algo particularmente repugnante, pero que le preocuparía a cualquiera.
La kunoichi Amejin se acerco y fue ahí cuando el evidente brillo de su banda ninja le dijo que ella también era una kunoichi, pero no lograba notar su origen -¿Te sientes bien kunoichi-san? te ves muy pálida- por su tono, siempre suave y melodioso, se notaba cierta preocupación por su estado de salud
Hablo - Pienso - Telepatía