14/06/2018, 14:31
La oscuridad llegó a su fin cuando la chiquilla movió un interruptor y vario haces de luz se manifestaron por todo el lugar dejando ver una amplia sala, de frente había un gran ventanal que daba a una de las calles de los comercios de Yamiria, por lo que sería fácil concluir que estaban cerca de la zona principal. Justo antes del ventanal había un gran sofá en dónde descansaba el cuerpo de la persona que motivó a los sirvientes de Hana a buscarnos, aquel que por suerte del destino recibió una herida mortal.
La sala no terminaba ahí, tenía varios muebles más, de calidad, algunos cuadros en las paredes con ciertos adornos brillantes que recordaban que no se trataba de un lugar meramente vulgar, y habia algo más... Un cuadro de dimensiones mucho más grandes que los demás, en el mismo se veía una pareja relativamente joven y con una chiquilla descansando en su regazo.
—Cada segundo que pasa es crucial.— Agregó una vez se aseguró que hubiéramos visto a Hikari. —Aunque ustedes ya saben es, ¿no?— Recalcó mientras él mismo se acercaba al sofá en dónde deberíamos cumplir nuestra misión.
Me acerqué para actualizarme y ver la situación actual del enfermo. —Bien ustedes ya retiraron la aguja.— Afirmé al ver que hicieron algo sin causar consecuencias peores. —Todo dependerá de su voluntad por vivir...
Mi palma empezó a brillar, a irradiar la energía que sanaría la herida de aquel pervertido...
La niña regresó por las escaleras y Keigo y la otra mujer no se moverían de los escalones hasta que Karma se pusiera a trabajar como yo lo estaba haciendo, cuando ésta lo hiciera, ambos tomarían asiento en los muebles aledaños.
La sala no terminaba ahí, tenía varios muebles más, de calidad, algunos cuadros en las paredes con ciertos adornos brillantes que recordaban que no se trataba de un lugar meramente vulgar, y habia algo más... Un cuadro de dimensiones mucho más grandes que los demás, en el mismo se veía una pareja relativamente joven y con una chiquilla descansando en su regazo.
—Cada segundo que pasa es crucial.— Agregó una vez se aseguró que hubiéramos visto a Hikari. —Aunque ustedes ya saben es, ¿no?— Recalcó mientras él mismo se acercaba al sofá en dónde deberíamos cumplir nuestra misión.
Me acerqué para actualizarme y ver la situación actual del enfermo. —Bien ustedes ya retiraron la aguja.— Afirmé al ver que hicieron algo sin causar consecuencias peores. —Todo dependerá de su voluntad por vivir...
Mi palma empezó a brillar, a irradiar la energía que sanaría la herida de aquel pervertido...
La niña regresó por las escaleras y Keigo y la otra mujer no se moverían de los escalones hasta que Karma se pusiera a trabajar como yo lo estaba haciendo, cuando ésta lo hiciera, ambos tomarían asiento en los muebles aledaños.