14/06/2018, 16:13
La Kojima observaba con cierto brillo de interés las manos de Keisuke, la forma en la que trabajaban. Estas, a su vez, también brillaban, aunque de forma distinta. Refulgían con el verde de la sanación, de la vida.
Le escuchó con atención, aunque el discurso no hizo tanta mella en la psique de la muchacha como, quizás, le habría gustado al pelirrojo. Karma se limitó a asentir sin vigor. «No sé yo si alguna vez llegaré a ser confiable...».
—Y sí dudas sobre sí hacemos lo correcto o no, recuerda que somos, o seremos, médicos y nuestro objetivo es salvar vidas, no acabar con ellas, para eso nos preparamos.
«Pero si salvamos a nuestros compañeros para que ellos maten a otros, ¿eso no nos convierte en asesinos a nosotros también...?», formuló, pero no se atrevió a verbalizar la réplica; no era el momento más adecuado para ello, igualmente. Ella ya era una asesina, de todas formas. Una sucia parricida que se había cobrado la vida tanto de su madre como de su padre. Ningún tipo de charla filosófica iba a limpiar esos pecados.
Keisuke pidió un par de ollas con agua estéril y los "captores" no pusieron pegas. Entre tanto la kunoichi no sabía cómo intervenir.
—Dime si te puedo ayudar en algo, Keisuke-san.
Le escuchó con atención, aunque el discurso no hizo tanta mella en la psique de la muchacha como, quizás, le habría gustado al pelirrojo. Karma se limitó a asentir sin vigor. «No sé yo si alguna vez llegaré a ser confiable...».
—Y sí dudas sobre sí hacemos lo correcto o no, recuerda que somos, o seremos, médicos y nuestro objetivo es salvar vidas, no acabar con ellas, para eso nos preparamos.
«Pero si salvamos a nuestros compañeros para que ellos maten a otros, ¿eso no nos convierte en asesinos a nosotros también...?», formuló, pero no se atrevió a verbalizar la réplica; no era el momento más adecuado para ello, igualmente. Ella ya era una asesina, de todas formas. Una sucia parricida que se había cobrado la vida tanto de su madre como de su padre. Ningún tipo de charla filosófica iba a limpiar esos pecados.
Keisuke pidió un par de ollas con agua estéril y los "captores" no pusieron pegas. Entre tanto la kunoichi no sabía cómo intervenir.
—Dime si te puedo ayudar en algo, Keisuke-san.