17/06/2018, 01:01
En esta ocasión la genin no se molestó en virar el rostro. No quería confrontar más miradas sardónicas procedentes del resto de pasajeros.
—Yo soy Kojima Karma, es un placer —contestó. Era una presentación un poco maleducada, dada la pésima disposición de la fémina y la falta de contacto visual, pero su fortitud mental no daba para más en aquellos momentos—. Estoy aquí porque me han contado que alguien de La Pequeña Blanca cultiva un tipo de té blanco capaz de curar cualquier tipo de mal. Como ves, estoy bastante jodida y no logro quitármelo de encima, así que estoy dispuesta a probar cualquier cosa, aunque no sea demasiado científica que digamos.
—Yo también he oído hablar sobre ese té. Todo pamplinas. Me creería antes una historia sobre una ballena blanca que un té blanco milagroso.
Karma bufó.
—Yo soy Kojima Karma, es un placer —contestó. Era una presentación un poco maleducada, dada la pésima disposición de la fémina y la falta de contacto visual, pero su fortitud mental no daba para más en aquellos momentos—. Estoy aquí porque me han contado que alguien de La Pequeña Blanca cultiva un tipo de té blanco capaz de curar cualquier tipo de mal. Como ves, estoy bastante jodida y no logro quitármelo de encima, así que estoy dispuesta a probar cualquier cosa, aunque no sea demasiado científica que digamos.
—Yo también he oído hablar sobre ese té. Todo pamplinas. Me creería antes una historia sobre una ballena blanca que un té blanco milagroso.
Karma bufó.