18/06/2018, 18:50
La esfera de agua golpeó con toda su potencia el cuerpo del aturdido Kaido con una sonora explosión que, tal y como Ayame preveía que ocurriría, separó su torso en dos cuando El Tiburón licuó su cuerpo para mitigar los daños de su técnica acuática. No dejaba de ser un Hōzuki como ella, después de todo.
Sin embargo, el combate estaba lejos de terminar. De hecho, no habían hecho más que calentar.
Kaido, a unos tres metros de ella, se llevó una mano al portaobjetos y Ayame tensó todos los músculos del cuerpo, alerta. Pero cuando su oponente la sacó recibió un súbito destello de luz que le obligó cerrar los ojos.
«¡Mierda...!» Maldijo, chasqueando la lengua, concentrando el chakra en el sonido emitido, y cruzando los brazos frente a su cuerpo esperando un ataque. Un siseo de dolor escapó de sus labios al sentir el metálico aguijonazo en uno de sus antebrazos. El eco no le había permitido ver el kunai a tiempo de esquivarlo, pero Ayame quería ver más allá...
Quería ver dónde estaba su oponente y lo que estaba haciendo justo antes de abrir los ojos y actuar en consecuencia...
Sin embargo, el combate estaba lejos de terminar. De hecho, no habían hecho más que calentar.
Kaido, a unos tres metros de ella, se llevó una mano al portaobjetos y Ayame tensó todos los músculos del cuerpo, alerta. Pero cuando su oponente la sacó recibió un súbito destello de luz que le obligó cerrar los ojos.
«¡Mierda...!» Maldijo, chasqueando la lengua, concentrando el chakra en el sonido emitido, y cruzando los brazos frente a su cuerpo esperando un ataque. Un siseo de dolor escapó de sus labios al sentir el metálico aguijonazo en uno de sus antebrazos. El eco no le había permitido ver el kunai a tiempo de esquivarlo, pero Ayame quería ver más allá...
Quería ver dónde estaba su oponente y lo que estaba haciendo justo antes de abrir los ojos y actuar en consecuencia...