21/06/2018, 15:06
—Ya sé que no suena muy creíble... —respondió, descorazonada, a Reika.
Karma sufrió un ataque de tos que le habría cortado la voz si hubiese querido seguir charlando. Momentos más tarde se calmó, el acre sabor de la bilis todavía rondándole el paladar. Entre tanto, la rubia se molestó en mencionar que había conocido a muchos de su mismo bando y todos ellos "buena gente".
Era cierto, a los de Uzushiogakure se les inculcaba con mimo unos valores de respeto y buena fe, incluso hacia ninjas de otras villas. Pero Karma esperaba que una relación entre kunoichis de distintas aldeas fuese un poco más... ¿fría y formal, quizás? Aunque Reika parecía todo lo contrario: no solo educada, si no también sociable.
—Ya veo. Espero no ser la primera persona de Uzu que te de mala impresión —giró la cabeza y la miró, sonriendo de forma penosa.
La genin se fijó, al virar el rostro, en que la mujer que antes la observaba con sorna ahora se había levantado y estaba charlando con alguien. Se trataba de un hombre de estatura media, delgado, rapado y con una expresión funestamente seria, vestido con un yukata masculino de color azul oscuro y ligeras rallas blancas. Entre cuchicheos, la mujer volvía a mirarla de tanto en tanto. Karma entrecerró los ojos.
—Va a llover —anunció el capitán con la más absoluta de las tranquilidades.
Ahora que lo mencionaba, el cielo sí que parecía más negro...
Karma sufrió un ataque de tos que le habría cortado la voz si hubiese querido seguir charlando. Momentos más tarde se calmó, el acre sabor de la bilis todavía rondándole el paladar. Entre tanto, la rubia se molestó en mencionar que había conocido a muchos de su mismo bando y todos ellos "buena gente".
Era cierto, a los de Uzushiogakure se les inculcaba con mimo unos valores de respeto y buena fe, incluso hacia ninjas de otras villas. Pero Karma esperaba que una relación entre kunoichis de distintas aldeas fuese un poco más... ¿fría y formal, quizás? Aunque Reika parecía todo lo contrario: no solo educada, si no también sociable.
—Ya veo. Espero no ser la primera persona de Uzu que te de mala impresión —giró la cabeza y la miró, sonriendo de forma penosa.
La genin se fijó, al virar el rostro, en que la mujer que antes la observaba con sorna ahora se había levantado y estaba charlando con alguien. Se trataba de un hombre de estatura media, delgado, rapado y con una expresión funestamente seria, vestido con un yukata masculino de color azul oscuro y ligeras rallas blancas. Entre cuchicheos, la mujer volvía a mirarla de tanto en tanto. Karma entrecerró los ojos.
—Va a llover —anunció el capitán con la más absoluta de las tranquilidades.
Ahora que lo mencionaba, el cielo sí que parecía más negro...