25/06/2018, 22:42
—¿Digestivo...? —espetó de pronto, cuando por fin alejó la mirada de la pareja de desconocidos y pudo volver a la conversación—. Buena pregunta, no tengo ni la más remota idea. Solo me han dicho que "lo cura todo".
La amabilidad de Reika la tomó a contrapié. «Sí que es sociable, sí. Debería de intentar imitarla, no quiero parecer maleducada», se convenció.
—Gracias, Reika-san. Igualmente me disculpo por mi pésimo estado —declaró, devolviéndole la sonrisa, aunque la de Karma era, probablemente, más falsa.
Empezó a llover, tal y como el viejo lobo de mar había predecido. Era una tormenta rápida e implacable, similar al ataque relámpago de un ejército dedicado y bien entrenado. La uzujin trató de cubrirse el cabello con las manos, en vano.
—Señoritas, son más que bienvenidas a refugiarse en la bodega de carga —les dijo el capitán a las dos, para luego dirigirse —a grito pelado— al resto de pasajeros—. ¡Señoritas y caballeros, pueden ir a la bodega de carga si quieren para protegerse de la lluvia!
—No quiero empaparme. Bueno, no más de lo que ya estoy, en cualquier caso. Voy a bajar a la bodega, ¿te gustaría venir, Reika-san? —afirmó la kunoichi con tono amable, aunque algo apremiante.
La amabilidad de Reika la tomó a contrapié. «Sí que es sociable, sí. Debería de intentar imitarla, no quiero parecer maleducada», se convenció.
—Gracias, Reika-san. Igualmente me disculpo por mi pésimo estado —declaró, devolviéndole la sonrisa, aunque la de Karma era, probablemente, más falsa.
Empezó a llover, tal y como el viejo lobo de mar había predecido. Era una tormenta rápida e implacable, similar al ataque relámpago de un ejército dedicado y bien entrenado. La uzujin trató de cubrirse el cabello con las manos, en vano.
—Señoritas, son más que bienvenidas a refugiarse en la bodega de carga —les dijo el capitán a las dos, para luego dirigirse —a grito pelado— al resto de pasajeros—. ¡Señoritas y caballeros, pueden ir a la bodega de carga si quieren para protegerse de la lluvia!
—No quiero empaparme. Bueno, no más de lo que ya estoy, en cualquier caso. Voy a bajar a la bodega, ¿te gustaría venir, Reika-san? —afirmó la kunoichi con tono amable, aunque algo apremiante.