10/07/2018, 01:26
Una semana, una semana, una semana…
Las palabras de Daruu se colaron en su mente y chocaron con una parte muy específica de su cerebro. El lóbulo que controlaba su lógica. Bam, bam, bam. Lejos de contentarse, rebotaron una y otra vez contra él, como una maza haría contra una puerta liviana.
Hasta que la echaron abajo. Literalmente.
—Pero, eso significa que… ¡Eso significa que…! —echó la cabeza hacia atrás mientras se tiraba de los pelos y miraba al cielo—. ¡Hostia puta, Daruu! ¡Hostia puta! ¿A cualquier sitio? La madre que me parió, tío. ¡La madre que me parió!
Aquella era la mejor técnica que había visto en su puñetera vida. Mejor que cualquier cosa que se hubiese atrevido a soñar. Aquella técnica era la de un Dios. Porque, ¿no decían que los Dioses estaban en todas partes?
Daruu, por su parte, quería ir a degüello. Tratar el tema que les había llevado hasta allí. Pidió que desactivara el Sharingan, cosa que Datsue acabó aceptando con recelo. No porque lo fuese a usar contra él, ni para protegerse, sino porque le ayudaba a saber cuando alguien le estaba mintiendo.
—Está bien, está bien —dijo, recuperando su habitual color—. Sé que no puedes resistirte a estos encantadores ojos. —Ya sin la presencia de Ayame, ni de Kaido, se sentía más relajado. Tanto que hasta se animaba a gastar algunas bromas.
—No sé lo que le ha pasado a Aiko, pero nosotros no tenemos la culpa.
Suspiró. Fue a sentarse frente a Daruu, sin árbol tras el que respaldarse. Se cruzó de piernas y apoyó los codos en las rodillas.
—Lo sé. Fue un… ataque de rabia —concedió. Conocía demasiado bien la historia como para culparle—. Quiero saber una cosa, Daruu. ¿Qué…?
»¿Qué respondiste en la primera pregunta del examen?
Las palabras de Daruu se colaron en su mente y chocaron con una parte muy específica de su cerebro. El lóbulo que controlaba su lógica. Bam, bam, bam. Lejos de contentarse, rebotaron una y otra vez contra él, como una maza haría contra una puerta liviana.
Hasta que la echaron abajo. Literalmente.
—Pero, eso significa que… ¡Eso significa que…! —echó la cabeza hacia atrás mientras se tiraba de los pelos y miraba al cielo—. ¡Hostia puta, Daruu! ¡Hostia puta! ¿A cualquier sitio? La madre que me parió, tío. ¡La madre que me parió!
Aquella era la mejor técnica que había visto en su puñetera vida. Mejor que cualquier cosa que se hubiese atrevido a soñar. Aquella técnica era la de un Dios. Porque, ¿no decían que los Dioses estaban en todas partes?
Daruu, por su parte, quería ir a degüello. Tratar el tema que les había llevado hasta allí. Pidió que desactivara el Sharingan, cosa que Datsue acabó aceptando con recelo. No porque lo fuese a usar contra él, ni para protegerse, sino porque le ayudaba a saber cuando alguien le estaba mintiendo.
—Está bien, está bien —dijo, recuperando su habitual color—. Sé que no puedes resistirte a estos encantadores ojos. —Ya sin la presencia de Ayame, ni de Kaido, se sentía más relajado. Tanto que hasta se animaba a gastar algunas bromas.
—No sé lo que le ha pasado a Aiko, pero nosotros no tenemos la culpa.
Suspiró. Fue a sentarse frente a Daruu, sin árbol tras el que respaldarse. Se cruzó de piernas y apoyó los codos en las rodillas.
—Lo sé. Fue un… ataque de rabia —concedió. Conocía demasiado bien la historia como para culparle—. Quiero saber una cosa, Daruu. ¿Qué…?
»¿Qué respondiste en la primera pregunta del examen?
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado